CASI 5 MIL atletas acudieron a la sede principal de Mayagüez, los distintos escenarios de Puerto Rico y las tradicionales subsedes en otros países: “4 mil 877”, haciendo pensar en poner freno al gigantismo.
No obstante la ausencia de Cuba, segunda en ocho años y tercera en total, los XXI Juegos, enmarcados entre el 15 y 31 de julio, tuvieron participación récord, como si la renuncia del líder histórico hubiese constituido incentivo para acudir.
Los cubanos comunicaron tempranamente su decisión por no contar con garantías de trato semejantes al resto de las delegaciones por parte de los Estados Unidos, cuyas leyes rigen en la ínsula caribeña “un Estado Libre Asociado”, pese a su voluntad de asistir, y la denodada intermediación de las autoridades del deporte para favorecerla, sobre todo el Comité Organizador. Por paradojas del destino, Mayagüez había recibido la batuta seis años antes durante una reunión consumada en La Habana.
Pese a la gran participación de atletas, Odecabe aceptó validar lides con solo cuatro países, en lugar de cinco, y en el polo acuático (f) autorizó solo tres, al faltar Trinidad y Tobago cuando el resto ya estaba en la sede.
La autoridad regional del fútbol no aprobó los escenarios y dicho deporte pudo efectuar la justa femenina solamente y gracias al salvavidas venezolano lanzado en el postrer instante para organizar el torneo en Mérida.
No faltaron dopados, como si no bastaran las favorables circunstancias competitivas. Se conocieron a cuentagotas al final de los Juegos, pues las muestras se procesaron en Montreal, Canadá, hasta llegar al número de 13.
México, cuyas autoridades deportivas siempre abogaron por cumplir su aspiración de “ganar en buena lid”, con Cuba presente, se vio inesperadamente presionado por Venezuela, país líder del medallero más tiempo del previsto, hasta que las aguas tomaron su nivel y dominó con 127 de oro, aunque por debajo de sus expectativas y sustancialmente reducido por los casos de dopaje. Solo en el nado sincronizado perdió seis títulos, después de haber copado los ocho.
Y si de cupos se trata, Colombia se llevó, de nuevo, los 20 oros del patinaje de velocidad.
Hubo reconocimientos de Odecabe: Al Comité Olímpico de Venezuela por sus topes de medallas (116 oros y 321 en total); al de Colombia por sus máximos totales (104 y 262); al de Puerto Rico por mejorar las de oro con 48, frente a 32 en el 2002; y al de Jamaica por su cima dorada de 15.
Reconocimientos particulares a Juan Serrano y Aida Román, arqueros mexicanos convertidos en Rey y Reina de los Juegos, cada uno con ocho de oro. Al puetorriqueño Enrique “Kike” Figueroa tras ganar por sexta vez el Hobbye Cat 16, en velas, proeza sin precedente.
Y también al arquero salvadoreño Jorge Jiménez, quien llegó a 26 premios en todos los Juegos, solo detrás de Bernardo Tovar, tirador de Colombia, líder absoluto con 29.
La despedida fue hasta el 2014, en Veracruz, México.
*Destacado periodista cubano fallecido el pasado año. Es el autor del libro Los juegos regionales más antiguos del mundo, sobre el devenir de los Centrocaribes.
I Juegos: Histórico acontecimiento con tres protagonistas
II Juegos: Avalancha de triunfos para Cuba
III Juegos: Primera edición con nombre completo
IV Juegos: Cuarto triunfo seguido para el béisbol cubano
V Juevos: Barranquilla, una sede salvadora
VI Juegos: Fortún y el béisbol brillaron
VII Juegos: Primer encendido del pebetero
VIII Juegos: Primera ausencia de Cuba
IX Juegos: Juegos en "idioma inglés"
X Juegos: La batalla cubana del Cerro Pelado
XI Juegos: El salto definitivo de Cuba
XII Juegos: Triunfo sólido en Santo Domingo
XIII Juegos: Cita de grandes récords
XIV Juegos: La Habana mantuvo la secuencia
XV Juegos: Otra vez la fiesta en Dominicana
XVI Juegos: México salvó la fiesta, Cuba ganó
XVII Juegos: Ponce valió la pena
XVIII Juegos: En Venezuela, lluvia de récords
XIX Juegos: Ausencia de Cuba empujó a México
XX Juegos: Victoria cubana en las postrimerías
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