EL RETORNO de Cuba a los Juegos constituyó una muy agradable noticia para los anfitriones colombianos, repercutió de alguna manera en el poder aglutinador de la entidad regional, Odecabe, y causó satisfacción en los deportistas, al recobrar estas citas su real valor cualitativo.
La edición también pasó a la historia por ser la número 20 y realizarse en el aniversario 80 de su surgimiento, además de reunir espléndidamente al máximo de los 32 países miembros, con la singularidad de ser la tercera ciudad colombiana en costear unos Juegos (antes Barranquilla y Medellín), en contraste con México, igual tres veces, pero siempre en su capital.
Para un programa de 38 modalidades el escenario principal de Cartagena de Indias precisó del soporte de varias subsedes, algunas de la misma Colombia, como Barranquilla (ecuestres). México organizó la lid de remo, en tanto República Dominicana otras cinco: hockey, racquetbol, pentatlón moderno, bádminton y balonmano.
Un total de 448 lides individuales y por equipos recibieron juegos de medallas, para batir por una el tope salvadoreño. Pero eran 482 en la convocatoria, solo que la estrategia del momento —consecuencia de la rivalidad entre países en el medallero—, llevó a la utilización de tácticas nada ortodoxas de no presentar atletas en determinadas especialidades (en las cuales a todas luces se beneficiaría la nación oponente), a los efectos de que fueran removidas del programa por no cumplir el requisito reglamentario de contar con un mínimo de cinco países inscritos.
Las competencias, del 15 al 30 de julio, incluyeron sugestivamente los días de los actos de clausura y apertura, a cargo de Álvaro Uribe, presidente de Colombia.
Al comenzar el fragor competitivo lo demás pasó a ocupar un segundo plano, incluidas incógnitas sobre instalaciones acabadas junto al inicio de la actividad y otras en que singularmente se continuaría coexistiendo con constructores en labores de terminado. La primera semana trajo también la insospechada presencia de México al frente de la tabla general de medallas.
El revuelo periodístico al respecto signó la cita, extendiéndose hasta la clausura, aunque ya el día 26 la potencia de los deportes de combate y el atletismo, principalmente, le restituyeron el liderato regional a los cubanos, quienes finalmente retuvieron la corona, aunque, atípicamente, sin la abismal brecha de pretéritos encuentros.
Colombia disfrutó de lo lindo el tercer lugar general —peleado a brazo partido con Venezuela— y haber copado todo el oro en el patinaje, aunque no era inédito en los Juegos semejante “saqueo” por un país en un deporte, como pretendieron exagerar los anfitriones, quienes por otro lado impresionaron con su camaradería y su hospitalidad.
La cita, dedicada al istmeño Francisco Hurtado, director técnico de Odecabe, fallecido durante chequeos previos, resultó prestigiada por 87 récords y la presencia de numerosos deportistas con linaje continental y mundial.
El adiós se dio hasta el 2010, en la puertorriqueña ciudad de Mayagüez.
*Destacado periodista cubano fallecido el pasado año. Es el autor del libro Los juegos regionales más antiguos del mundo, sobre el devenir de los Centrocaribes.
I Juegos: Histórico acontecimiento con tres protagonistas
II Juegos: Avalancha de triunfos para Cuba
III Juegos: Primera edición con nombre completo
IV Juegos: Cuarto triunfo seguido para el béisbol cubano
V Juevos: Barranquilla, una sede salvadora
VI Juegos: Fortún y el béisbol brillaron
VII Juegos: Primer encendido del pebetero
VIII Juegos: Primera ausencia de Cuba
IX Juegos: Juegos en "idioma inglés"
X Juegos: La batalla cubana del Cerro Pelado
XI Juegos: El salto definitivo de Cuba
XII Juegos: Triunfo sólido en Santo Domingo
XIII Juegos: Cita de grandes récords
XIV Juegos: La Habana mantuvo la secuencia
XV Juegos: Otra vez la fiesta en Dominicana
XVI Juegos: México salvó la fiesta, Cuba ganó
XVII Juegos: Ponce valió la pena
XVIII Juegos: En Venezuela, lluvia de récords
XIX Juegos: Ausencia de Cuba empujó a México
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