Por José Luis López Sado
DE NIÑO le pedía a mi papá que me llevara al Estadio Latinoamericano para ver jugar al equipo Habana. Era la década de los años 70 del pasado siglo. Nací en 1962 y ya con ocho “abriles” me apasionaba el beisbol. Eso sí, siempre le hice la salvedad a mi padre: «me gusta como juega el torpedero Rodolfo Puente».
Hoy, 54 años después, tenemos la dicha de que esta gloria del beisbol en Cuba siga vital y trabaje en la Comisión Nacional de Beisbol.
Pequeño de estatura, el “Jabao” nunca se distinguió por ser un gran bateador. Le caracterizaban su férrea defensa, un fildeo limpio, especialmente en busca de los roletazos hacia delante, y la inigualable velocidad para sacar la pelota del guante.
«Comencé la práctica del beisbol en Marianao, con mis amigos del barrio en un terreno muy irregular. Realmente di los primeros pasos en la grama del instituto de ese territorio y luego en uno mejor ubicado en Los Pocitos, cuyo equipo dirigía Eulogio Valdés, uno de mis primeros entrenadores. Allí iban a jugar profesionales, pude intercambiar y aprender mucho con ellos», comentó Puente en exclusiva con JIT.
El estelar torpedero capitalino fue fundador de los juegos escolares nacionales, inaugurados por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en 1963. Intervino también en la segunda y tercera ediciones antes de ingresar en la Espa provincial.
«Estando allí participé en los I Juegos Nacionales Juveniles disputados en Santa Clara, en los cuales ganó mi equipo y fui nominado como jugador más valioso. Más tarde ingresé en el instituto Manuel Fajardo con los destacados profesores Juan Ealo y René Massip», explicó.
Por aquellos días, sus habilidades con el guante y los veloces desplazamientos hacia todos lados agradaron a todos y repercutieron en los buenos resultados colectivos, especialmente en un torneo hexagonal en la capital, en el cual su equipo quedó campeón bajo la égida del mentor Juan “Coco” Gómez.
«Debuté con el equipo Habana que ganó el campeonato en la temporada 1967-1968, con cifra récord de 74 victorias y el Coco como mánager. Terminé muy feliz, pues resulté escogido como el novato del año defendiendo la intermedia y el campo corto», comentó.
«Debuté como segunda base, pues el torpedero regular era Tony González, integrante del equipo Cuba. Sin embargo, el día inaugural tuve que sustituirlo porque estaba lesionado en un dedo. No quiero ni acordarme, porque cometí dos errores», comentó con sonrisa pícara.
Con el decursar de la serie, el Jabao se adueñó de la posición y la conservó como integrante del Habana hasta su última temporada, la de 1982-1983.
Sus jugadas en la media luna eran aplaudidas en todos los estadios del país. Su brazo no era muy poderoso, de ahí que jugara mucho más adelantado de como lo hacen normalmente los torpederos.
«No tiraba muy duro, incluso me lastimé seriamente el hombro en la gira que hice con el equipo sub-23 años por México. Por eso me acostumbré a jugar corto en mi posición y, con mucho entrenamiento, creé habilidades para soltar rápido la bola», explicó.
Puente era un bateador de tacto, no tenía poder, su somatotipo se lo impedía. Además, en aquella época cada equipo tenía una constelación en el staff de pitcheo. No obstante, en 1970 firmó tres jonrones en un juego, de los 21 que disparó en igual cantidad de años en activo.
Y hay más. Terminó como líder de los bateadores en la cita del orbe celebrada en Cuba en 1971, con .429 de average. Lo mismo hizo en el campeonato nacional de 1979-1980 con .394.
Su debut internacional con el equipo Cuba de mayores ocurrió en el campeonato mundial de República Dominicana en 1969, que considera el más recordado de los ocho que ganó.
«Era debutante en un grupo de apenas 18 jugadores, lo cual dificultó bastante hacer el equipo. La final fue contra Estados Unidos, que nos había vencido en un torneo en Canadá en 1967 y luego en México, antes de los Juegos Olímpicos de 1968. No olvidaré nunca el jit del “Curro” Pérez para empatar ni el de Rigoberto Rosique para tomar ventaja», recordó.
La rica carrera deportiva del torpedero capitalino exhibe tres títulos en casa: dos en series nacionales y uno en la selectiva. Además reinó tres veces en juegos panamericanos (1971,1975 y 1979), otras tantas en juegos centroamericanos y del Caribe (1970, 1974 y 1978) y una en las copas intercontinentales (1979). En 1981 vistió por última vez la franela del equipo Cuba.
Después del retiro cumplió funciones como mánager y obtuvo dos subtítulos con el elenco Habana: en una serie nacional y en otra selectiva. Además dirigió al equipo nacional de Brasil en la Copa Intercontinental de Beisbol de La Habana (1995).
En 1985 fue elegido miembro de la Comisión Técnica de la Copabe y por tanto ha dirigido muchos torneos en el área. En 2022 coincidimos junto a la selección nacional femenina en el certamen panamericano celebrado en La Guaira, Venezuela.
El equipo nacional mostraba fallas a la defensa, especialmente en el campo corto. Una mañana, antes de una práctica, se sentó en las gradas junto a las muchachas que se desempeñaban en esa posición. Les brindó sus consejos, las chequeó más tarde en el entrenamiento y se produjo una notable mejoría en el juego siguiente ante México.
Puente también elogió la figura del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. «Todos saben que fue el verdadero creador de nuestras series nacionales de beisbol. Antes del triunfo de la Revolución aquí jugaban apenas cuatro equipos profesionales. Él creó las bases para que se jugara en todas las provincias», comentó.
«Cuando se convocaba una preselección siempre venía al Estadio Latinoamericano para darnos su apoyo. Intercambiaba con todos, hacía muchas preguntas y brindaba sus criterios. Luego asistía a los juegos de Cuba», finalizó.
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