Foto: ODECABE
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EN EL 2002, El Salvador organizó su segunda cita (primera en 1935) en la capital San Salvador, la decimonovena en el orden general, cuyo punto descollante —y no precisamente positivo— fue la no presencia de Cuba, puntera las ocho veces anteriores en la tabla de medallas, desde 1970.
Los cubanos adujeron faltas de garantías para su seguridad en ese país, y así los Juegos redujeron su nivel cualitativo, lo que no quiere decir que perdieran esplendor en su celebración en sí, bajo el lema “Yo creo en El Salvador”, desde el 23 de noviembre al 7 de diciembre.
Paradójicamente, los salvadoreños le habían ganado esa sede a la caribeña Santiago de Cuba durante la reunión eleccionaria de 1997, en Santo Domingo.
México presentó la más numerosa delegación (904 personas), y como tradicionalmente escoltaba a Cuba, conquistó la primera posición, seguida por Venezuela, amenazante en una parte de la justa haciendo gala siempre del repunte de calidad de sus deportistas.
La particularidad de la cita fue propicia para que pequeños territorios de la familia deportiva regional conquistaran sus primeras medallas históricas. Fueron Dominica, Santa Lucía, San Kitts y Nevis e Islas Vírgenes Británicas. Ricardo Busquets, nadador boricua, ganó cinco medallas más y llegó a 21, para colocarse entre los laureados históricos.
El príncipe Alberto de Mónaco prestigió como invitado especial la ceremonia inaugural, en la cual juramentó a los atletas.
También estuvieron Jacques Rogge, titular del COI; Joseph Blatter, cabeza del fútbol mundial; Mario Vázquez Raña, presidente de la Odepa; y el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, movilizado también ante el hecho luctuoso de la desaparición física del remero Alexis Cova durante unas prácticas previas en el escenario competitivo de ese deporte.
Fue una buena idea reconstruir la Universidad de El Salvador para utilizarla como acogedora Villa para los deportistas. Y también quedaron para la posteridad un gran número de instalaciones estrenadas para 32 deportes de 37, pues los otros cinco se escenificaron en cuatro sedes alternas: balonmano y racquetbol en República Dominicana; velas en México; canotaje en Guatemala; y hockey en Puerto Rico. Se introdujeron como deportes del programa el pentatlón moderno y el squash.
Un caso singular fue que el levantamiento de pesas vistió el traje del deporte más repartidor de medallas, por delante del atletismo, obligado este a suspender varias pruebas por falta de quórum.
El dopaje y su decidido enfrentamiento aparecieron de nuevo, con balance de 11 casos positivos de seis países, que determinaron modificaciones de medallas y otras posiciones en 12 pruebas de ocho deportes.
En la clausura, José Joaquín Puello, como titular de Odecabe, expresó que El Salvador había ganado en 10, que había cumplido y que “los Juegos pervivirán en la memoria de sus testigos”.
*Destacado periodista cubano fallecido el pasado año. Es el autor del libro Los juegos regionales más antiguos del mundo, sobre el devenir de los Centrocaribes.
I Juegos: Histórico acontecimiento con tres protagonistas
II Juegos: Avalancha de triunfos para Cuba
III Juegos: Primera edición con nombre completo
IV Juegos: Cuarto triunfo seguido para el béisbol cubano
V Juevos: Barranquilla, una sede salvadora
VI Juegos: Fortún y el béisbol brillaron
VII Juegos: Primer encendido del pebetero
VIII Juegos: Primera ausencia de Cuba
IX Juegos: Juegos en "idioma inglés"
X Juegos: La batalla cubana del Cerro Pelado
XI Juegos: El salto definitivo de Cuba
XII Juegos: Triunfo sólido en Santo Domingo
XIII Juegos: Cita de grandes récords
XIV Juegos: La Habana mantuvo la secuencia
XV Juegos: Otra vez la fiesta en Dominicana
XVI Juegos: México salvó la fiesta, Cuba ganó
XVII Juegos: Ponce valió la pena
XVIII Juegos: En Venezuela, lluvia de récords
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