PUERTO Rico inauguró los XVII Juegos cuando todavía faltaban 15 días para que los XVI cumplieran tres años de clausurados, en México.
Esta vez los integrantes de la Odecabe fueron solidarios con la aspiración puertorriqueña de realizar la cita multideportiva en el contexto de sus festejos conmemorativos por los 500 años de identidad nacional.
El 19 de noviembre de 1493 el almirante Cristóbal Colón dio a conocer la existencia de la Isla Borinquen. Exactamente cinco siglos después, la tricentenaria ciudad de Ponce, segunda de Puerto Rico en importancia y enclavada en su litoral sur, disfrutó al realizar la apertura oficial de los XVII Juegos, que compartió con otros 22 municipios del país.
Los Juegos solo tuvieron diez fechas para las competencias, verdadero reto a la organización, por tratarse de 31 deportes (llegaron a 32 con el canotaje, celebrado en Cuba) abarcadores de 385 finales, cifras sin precedente, como también la de 31 naciones concursantes.
Las incorporaciones fueron de las islas Santa Lucía y San Kitts y Nevis. Dominica, otra isla afiliada por esa etapa a Odecabe, impidió la asistencia de los 32 miembros de la entidad. En cuanto a deportes, se compitió por primera vez en balonmano, patinaje de carreras y kárate do, y se repitieron todos los de la cita anterior, excepto el bádminton.
El atletismo volvió a ser centro de atención por amplio margen, con 299 atletas de los 31 países, pese a la increíble cancelación del salto de altura para damas, por no asistir rivales de un mínino de tres naciones. El nivel cualitativo del certamen podría valorarse por el más de un centenar de récords impuestos, entre ellos tres de categoría mundial a cargo de los halterofilistas cubanos William Vargas y Pablo Lara (dos).
Cuba presentó la delegación más numerosa, con 565 competidores, seguida por la anfitriona boricua (544) y la de México (465). En el lado opuesto, los ocho de Suriname y los 11 de Santa Lucía.
Por supuesto que los grandes volvieron a descollar, pero los pequeños no se quedaron con las manos vacías. De los 31 países presentes, 25 se colocaron en la tabla de medallas, número inédito, uno más que en la cita anterior. Por primera vez Islas Caimán y Aruba aparecieron entre los galardonados, en tanto esta última y Honduras se estrenaron de oro.
El deporte cubano aumentó en 42 su total de medallas de México 1993 (364 por 322), pero más impresionante resultó su ascenso en 47 medallas de oro y que las 227 conquistadas rebasaran holgadamente a las 158 de las otras 30 representaciones nacionales.
Más deportes, más países, más medallas y en menos días. Fue el orgullo que le quedó a Ponce y a todo Puerto Rico.
Durante la clausura del 30 de noviembre de 1993, el dominicano José Joaquín Puello, presidente de Odecabe, entregó la bandera de la entidad al representante de Maracaibo, ciudad venezolana anfitriona de los XVIII Juegos, en 1998. Por tercera vez en la historia una espera de cinco años, pero bien valía la pena.
*Destacado periodista cubano fallecido el pasado año. Es el autor del libro Los juegos regionales más antiguos del mundo, sobre el devenir de los Centrocaribes.
I Juegos: Histórico acontecimiento con tres protagonistas
II Juegos: Avalancha de triunfos para Cuba
III Juegos: Primera edición con nombre completo
IV Juegos: Cuarto triunfo seguido para el béisbol cubano
V Juevos: Barranquilla, una sede salvadora
VI Juegos: Fortún y el béisbol brillaron
VII Juegos: Primer encendido del pebetero
VIII Juegos: Primera ausencia de Cuba
IX Juegos: Juegos en "idioma inglés"
X Juegos: La batalla cubana del Cerro Pelado
XI Juegos: El salto definitivo de Cuba
XII Juegos: Triunfo sólido en Santo Domingo
XIII Juegos: Cita de grandes récords
XIV Juegos: La Habana mantuvo la secuencia
XV Juegos: Otra vez la fiesta en Dominicana
XVI Juegos: México salvó la fiesta, Cuba ganó
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