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A LA balista cubana Misleydis González Tamayo le arrebataron uno de los mayores placeres que pueda disfrutar un atleta en competencia: subir al podio, pasear su bandera por toda la pista, cumplir un sueño ante miles de aficionados.
Tramposas le robaron esos momentos. No pudo recibir su merecida medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, ni la de bronce en el Campeonato Mundial de Atletismo Bajo Techo de Valencia, ese mismo año.
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EL ÚLTIMO de una generación muy respetada de entrenadores del baloncesto cubano sale de la escena competitiva. Como «cultivador de campeonas» lo calificó el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz tras ganar de forma espectacular el torneo preolímpico jugado en La Habana en 1999.
José Andrés “Pepe” Ramírez Paz (La Habana, 1948) quizás no vuelva a dirigir, pero posee todos los méritos como formador tras una trayectoria en que transitó desde jugador a comisionado nacional.
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CON SUS hijos como principales motivaciones para los futuros proyectos llegó recientemente al Velódromo Nacional Reinaldo Paseiro. En su segunda casa durante más de dos décadas accedió a conversar con JIT tan sonriente como Alex y Fabián, próximos a cumplir 11 y cinco años, respectivamente.
Un envidiable historial sitúa a Yumari González Valdivieso como la ciclista cubana más longeva dentro del alto rendimiento; como la única doble medallista en un mismo campeonato mundial y como la máxima ganadora de preseas a ese nivel (5), a lo cual deben sumárseles las tres obtenidas en la categoría juvenil.
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LAS BALAS y fusiles le llegaron por primera vez en su Santa Clara natal. Poco a poco escaló en la difícil modalidad, y aunque le fue imposible asistir como atleta a unos juegos olímpicos, cumplió ese sueño en Tokio 2020 en la función de entrenador.
Yoleisy Lois González (22 de diciembre de 1981) transitó por la pirámide del alto rendimiento y obtuvo medallas de plata en las modalidades de fusil de los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 y los Centrocaribes de Veracruz 2014.
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A LÁZARO Borges Reid le tocó lo mejor y lo peor de una carrera deportiva. Disfrutó la gloria mundial, pero la mala suerte le acompañó en los juegos olímpicos. No existe conversación con este joven sin ir de un extremo a otro.
Habanero de pura cepa, a los 35 años de edad es padre de unas jimaguas de dos años que significan su mejor medalla. Conversador nato, a Lazarito —como le dicen casi todos— solo hay que darle un “pie” en el diálogo y todo lo demás fluye.
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DESDE pequeño amó las bicicletas, pero como sus tres hermanos no disfrutó del soñado juguete hasta asistir al área de ciclismo del entonces municipio pinareño de Bahía Honda, hoy en Artemisa.
Tenía 12 años de edad cuando los entrenadores Tati Alberto Martínez y Bertico descubrieron sus dotes, pese a la delgadez con la cual difícilmente podría entrenarse con la 3/8 rusa.
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