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La Habana ( 23 abr).- ESTA leyenda viva que responde al nombre de Pedro José Rodríguez siente cerca su adiós definitivo al béisbol.
Tercera base del equipo Cuba a finales de la década de los 70 y principios de los 80, participó en nueve campeonatos escolares y dos juveniles antes de debutar en series nacionales el 6 de enero de 1974 en el habanero estadio Latinoamericano.
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La Habana (2 abr).- REGRESÓ en diciembre del 2012 tras su segunda etapa de trabajo en una Argentina que otra vez le abrazó con cariño, y fiel a la modestia que le distingue prefirió no reincorporarse al equipo élite de la isla, «porque el trabajo allí está bien encaminado».
Pero negado a quedarse en casa dirigió sus pasos hacia la Academia Provincial de La Habana, donde fue recibido como el laureado estratega que todos quisieran en su equipo, y allí satisface el permanente deseo de enseñar.
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La Habana (20 mar).- TUVO el honor de convertirse en la primera mujer cubana en obtener una medalla de oro paralímpica y supo lo que significa repetir reinado a ese nivel.
La guantanamera débil visual Liudis Masó Bellicer lideró el lanzamiento del disco en Atlanta’96 y Sydney’00, y pudo brillar en las dos ediciones siguientes, pero se le interpusieron razones bien diferentes.
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La Habana (19 mar).- LLEGÓ a la actual escuela Cerro Pelado en septiembre de 1964 con una maleta de madera que apenas contenía algo más que un pantalón, una camisa y un par de tenis.
Se dijo «Esto es lo mío, mi trinchera para defender la Revolución y hacer deporte en grande», y estuvo 17 años a las órdenes de Gustavo Rollé e Isidro Cañedo, sus principales entrenadores.
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La Habana (20 feb).- LE ACOMPAÑA una voz dulce y su rostro, que no refleja los 77 años cumplidos, siempre muestra una sonrisa.
Esa es la impresión que ofrece Cristy del Pino cuando se le conoce. Unos minutos cerca de ella permiten confirmar todas las sospechas, aunque también ponen en claro el secreto del fuerte carácter escondido por algún sitio.
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La Habana (13 feb).- IMPACTADA por su elección para ser exaltada al Salón de la Fama de la Federación Internacional de Esgrima (FIE por sus siglas en inglés), la villaclareña Rafaela González Ferrer solo atinaba a reiterar que otros merecieron —más que ella— tal honor.
Jubilada de los cruces de aceros, jamás pensó que el florete, la espada o el sable serían su razón de existir y más, la colmarían de satisfacciones.
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