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Sancti Spíritus.- MIGUEL Rojas Rodríguez figura entre los mejores camareros de la historia del béisbol espirituano. Tiene 60 años de edad, pero se mantiene activo en los terrenos de pelota.
Durante la pasada temporada fungió como coach de tercera base para los Gallos, ocupantes del segundo lugar en la fase clasificatoria y con presencia en las semifinales. Se le veía inquieto muy cerca del diamante, impartiendo señas y orientaciones, pues lleva el béisbol en la sangre.
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POR ESTOS días se ve contenta a esta corpulenta mujer de amplia sonrisa, a pesar de que se recupera del tratamiento en ambas rodillas. Su equipo femenino de la categoría 13-15 años ganó el torneo provincial escolar, y el 11-12 va camino a la discusión del título en el pioneril.
Norka Latamblet Daudinot disfruta estos éxitos como entrenadora casi igual que cuando conquistó oro con las espectaculares Morenas del Caribe en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.
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HACE poco más de 10 años se convirtió en el último campeón olímpico del atletismo cubano. Su vida deportiva fue un tanto polémica, admirada en muchos momentos y criticada en otros.
Guantanamero de nacimiento y cubano total de corazón. Un hombre de palabra tan fácil como rápido fue sobre las pistas… Así es Dayron Robles Planes, el continuador de la tradición ganadora en los 110 metros con vallas, especialidad que contó antes con estrellas de la talla de Alejandro Casañas y Anier García.
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ANA FÁEZ Miclín ha sido pionera dentro del deporte cubano e internacional. Figuró entre las primeras mujeres practicantes del sable en la Isla, y también mereció esa condición cuando la modalidad debutó en los juegos centrocaribes y panamericanos.
Luego, siguiendo la tradición de abrir caminos, se erigió en árbitro nacional e internacional del arma que blandió por más de una década.
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A JUAN Torres Odelín no le alcanzó el peso corporal para boxear en torneos élites de la categoría juvenil. «Me decían “Basurita”, recuerda sobre los inicios de la carrera que le llevó al estrellato.
«Empecé a los 10 años, en Santiago de Cuba, embullado por mi tío David Odelín, que llegó al equipo nacional», dice el monarca universal minimosca en Reno 1986 y medallista de bronce en los Juegos Panamericanos de Indianápolis 1987.
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A ESTEBAN Groero Gómez lo conocí en la más reciente edición del Campeonato Nacional de Softbol, celebrado en Ciego de Ávila. Muchos hablaban de su desempeño como pítcher, en representación de Sancti Spíritus, durante las décadas del 80 y 90 del pasado siglo.
“Estebita”, como le llaman, fue una de las grandes figuras de la etapa dorada del softbol cubano y estaba allí, muy cerca de mí, con una “pistola” en la mano midiendo los envíos supersónicos de Alain Román. Aproveché la oportunidad, lo reté y me arrojó varios lanzamientos sobre su carrera deportiva.
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