Con el reconocimiento que lo acredita como fundador del INDER. Foto:
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Santiago de Cuba.- JORGE GUZMÁN Loyzaga (20 de febrero de 1939), para sus allegados “Yoyi”, confiesa sin tapujos que sus más grandes amores han sido el deporte, la familia y la Revolución cubana.
Su vida consagrada al desarrollo del baloncesto como jugador y directivo de las instituciones deportivas más importantes de esta provincia dan fe de ello.
En el contexto de la celebración del 55 aniversario de la creación del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), “Yoyi” aceptó solícitamente establecer el diálogo donde escudriñó sus más elocuentes anécdotas como deportista y en su condición de fundador del organismo.
EL MAGNÍFICO CANASTERO DEL “NÁUTICO”
Desde pequeño supo que el deporte sería su camino, pues sus primeras incursiones fueron como nadador en el “Club Náutico” de Santiago de Cuba, en el que obtuvo resultados relevantes en competiciones municipales y provinciales. Incluso cuando cursaba los estudios primarios se desempeñó como jugador de béisbol.
Sin embargo, su irrupción como baloncestista comenzó en el Instituto de Segunda Enseñanza de esta ciudad, actual “Cuqui Bosch”, allá por el año 1953, cuando llamó la atención de los entrenadores por su estatura y excelentes condiciones físicas. De esta forma nacía el atleta consagrado que desde entonces quedó prendado por el deporte de las canastas.
«Siempre digo que de esos primeros tiempos le debo mucho a el “Gato” Carbonell, uno de los entrenadores emblemáticos de este deporte en Santiago de Cuba, excelente estratega y amigo que siempre tendré grabado en mi mente», recordó emotivo Guzmán Loyzaga.
Desde entonces su desarrollo como jugador fue vertiginoso, dejando en el tabloncillo numerosas muestras de gran talento.
La prensa de la época lo bautizó como “El magnífico canastero del Náutico”, pues durante varios años fue el máximo anotador de la entonces Liga Colegial Oriental, destacando el curso 1955-1956, donde promedió 19 puntos por juego, lo que representó un récord sin precedentes en la historia de estas lides.
El gigante oriental se enfrentó en la década de 1950 a otros equipos del país como el “Club de Asturias” y la “Universidad de La Habana”, mientras se consagraba como uno de los líderes indiscutibles de los “Taínos” del Club Náutico.
LLEGÓ LA REVOLUCIÓN Y CON ELLA EL INDER
Al triunfar la Revolución se mantuvo hasta el año 1961 la estructura de ligas sociales y escolares, con la diferencia de que se incluyeron los clubes de negros y mulatos, hasta entonces segregados.
«Recuerdo que uno de los últimos juegos con ese sistema fue contra el “Vedado Tenis Club”, ya que a partir de 1961 cambiaron radicalmente los fundamentos del deporte al convertirse en derecho del pueblo e instaurarse nuevas formas de participación que incluían a todos los sectores sociales», explica el otrora atleta.
El 23 de febrero de 1961 se crea el Instituto Nacional de Deportes, Educación, Física y Recreación (INDER), amparado por la Ley 936 y encargado desde entonces de organizar la vida deportiva en el país.
Al próximo año el nuevo organismo dicta una resolución que prohíbe el profesionalismo en cualquier deporte practicado en Cuba, con el objetivo de fomentar la práctica sana y eliminar cualquier mercantilismo al interior del mismo.
“Yoyi”, que en esos momentos también se preparaba como entrenador de baloncesto en la Escuela Deportiva “Manuel Fajardo” de La Habana, no dudó en dar un paso adelante ante el llamado de nuestro Comandante.
«Aunque muchos de mis compañeros del “Náutico” y del Instituto de Segunda Enseñanza abandonaron el país, otros tantos permanecimos aquí porque estábamos dispuestos a darlo todo por el desarrollo del deporte cubano, e incluso garantizamos la participación de nuestra isla en las primeras competencias internacionales en esa época convulsa luego del 59’. Hoy me enorgullezco de ser uno de los fundadores de esa institución que tantos campeones y gloria ha dado a la Patria».
EL HOMBRE “TEAM”: DE SANTIAGO Y PARA CUBA
Considerado como uno de los mejores pívots del país, el estelar jugador indómito fue llamado a integrar la selección nacional. Participó en diversos eventos, incluidos los IX Juegos Centroamericanos y del Caribe, en Jamaica, donde su elenco fue cuarto; los Juegos Latinoamericanos Universitarios y el primer Centrobasket de México, lid que les vio quedar terceros; así como el metal plateado ganado en las Universiadas efectuadas en la urbe brasileña de Porto Alegre.
A pesar del esfuerzo y la preparación, el quinteto cubano no clasificó en 1964 en el Preolímpico con sede en Yokohama, Japón. «En ese torneo sufrí una lesión en una de mis piernas. Al regresar estuve meses sin poder jugar. Mi última actuación fue en los Juegos Nacionales de 1964. En aquel tiempo se decía que a los 25 años un jugador de básquet era “viejo”, y después de la lesión no volví a ser el mismo».
Su vínculo con el deporte revolucionario se ha extendido durante más de cinco décadas dedicadas a la Dirección Provincial, la Escuela de Iniciación Deportiva Capitán Orestes Acosta, la Universidad de Oriente y la Filial de Cultura Física de Santiago de Cuba.
Algunos lo recuerdan por sus canastas que dejaron a más de uno sin aliento, otros por la rectitud en su etapa de profesor, mientas los más cercanos siempre lo señalarán como el hombre amoroso que hoy muestra las fotografías de la familia compuesta por su esposa, dos hijas y cuatro nietos.
Lo cierto es que el eterno “Yoyi” siempre estará latente en la historia del baloncesto santiaguero, más allá de la tinta corrida y el moho adherido al papel, que insiste en destruir los recortes que guarda celosamente y revelan las más grandes hazañas que protagonizara en el terreno de juego el magnífico canastero del “Náutico”. aspiration abortion cost open how to get the abortion pill
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