La Habana.- A LA arquera Maydenia Sarduy la maternidad le aportó sabiduría, esa que se adquiere cuando la vida te empuja a multiplicar esfuerzos y cambiar prioridades, sin renunciar a lo que durante tanto tiempo ha sido sinónimo de felicidad.
Los sueños durante buena parte de su vida se centraban en mantenerse dentro del equipo nacional con un rendimiento destacado, detalles que le convertirían en referente para las más jóvenes generaciones que llegan con la misión de asumir protagonismos.
«Mi vida en el deporte cambió mucho después de ser madre. Sin embargo, fue algo paulatino, porque tuve que comenzar a aceptar mi edad y las limitaciones que eso implicaba. Me llevó tiempo entender que no podía hacer lo mismo que las más jóvenes y eso me costó entenderlo», confiesa esta matancera que a sus 41 años vive muy orgullosa de ser la madre de Amanda (14 años) y Aytana (8).
Con sus 28 años vinculada al deporte, 23 de ellos como miembro del equipo nacional, Maydenia es el claro ejemplo de lo que se puede conseguir cuando la voluntad impera.
La medallista en lides panamericanas y premiada en justas multideportivas centrocaribeñas, enfrenta las mismas dificultades que cualquier madre a la hora de educar a sus hijas.
Para superarlas ha contado con el apoyo de la familia, pero también la necesaria ayuda y comprensión de sus compañeros de equipo y entrenadores, además del aliento de los seguidores de este deporte en la Isla.
«Sin el respaldo de la familia todo sería más difícil. Ha sido tan importante para conseguir mis mejores resultados, como la guía de mis entrenadores y la colaboración de mis compañeros de equipo», asegura, mientras “repasa” parte de lo vivido.
Siempre en sus recuerdos guarda un lugar especial para el momento en que le tocó competir con varias semanas de embarazo, o los días de entrenamientos cuando sus niñas todavía eran muy pequeñas.
«Cuando eran chiquitas y me tocaba alejarme, me iba llorando y con el corazón “estrujado” y ellas se ponían tan tristes que parecían estar enfermas…», apunta al repasar aquellos tiempos.
Maydenia fue capaz de superar esos momentos y otros igual de complejos, con la misma entereza con que encaró la maternidad y el alto rendimiento. Pero con similar orgullo habla de sus logros y de la satisfacción de ver crecer a sus hijas felices y plenas.
«Por más difícil que sea llevar el entrenamiento, las competencias, las niñas y la casa, siempre buscaré cómo hacerlo, pues el tiro con arco es lo que me apasiona y todo sacrificio lo hago con amor», reconoce antes de revelar que le queda otro sueño por cumplir…
«Si la vida me lo permite, quiero llegar a los 50 años siendo parte del equipo nacional y con buen rendimiento», asegura con la convicción con la que ha asumido muchos retos para hacerlos realidad.
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