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Santiago de Cuba.- CORRÍA el decimocuarto día del mes de enero. Año 1962. La presencia de Fidel Castro en el deporte cubano se ratificaba cuando el estadio Latinoamericano, rebosante de público y entusiasmo, era testigo del lanzamiento de la bola que dejaba inaugurada la primera Serie Nacional de Béisbol.
La respuesta ante las amenazas del gobierno estadounidense de detener la contratación de jugadores antillanos a los clubes de dicho país, fue el surgimiento de una pelota realmente propia, que aglutinó a los mejores exponentes del país organizados entonces en cuatro equipos de las dos zonas geográficas tradicionales de Cuba: Habana, Occidentales, Azucareros y Orientales.
REMEMBRANZAS DE UN “ETERNO PELOTERO”
Aunque Edildo Hernández nació en Palma Soriano allá por el año 1930, desde muy pequeño, su familia de origen humilde, se "aplatanó" en Santiago de Cuba.
Sus primeros contactos con el deporte fueron en el Reparto Sueño, donde se desempeñó como tercera base y pitcher en equipos de esa zona de la ciudad. Sin embargo, sus días como jugador estaban contados: «Nunca me destaqué demasiado en el terreno como atleta, pero mi carácter hizo que muchos pensaran en mí para dirigir los equipos de dicho reparto. En la década de 1950 gané con los “Tigres del Maceo”, la “Primera Caridad”, la “Fábrica Bacardí” y otros que me fueron modelando como entrenador».
Durante los gobiernos prerrevolucionarios, el deporte estaba marcado fundamentalmente por el profesionalismo y el mercantilismo, que hacían mella a los fundamentos básicos de la actividad del músculo: «Los atletas eran objetos. Eso comenzó a cambiar desde 1959, y uno de los primeros pasos fue la disolución de la Liga Cubana de Béisbol, que era de carácter profesional. Cuando yo vi al Comandante en el “Latino” ese 14 de enero, aprecié la voluntad de iniciar una nueva era en la pelota de nuestra isla».
Ese año de 1962, Edildo Hernández como integrante de la dirección del equipo Orientales, al mando del capitalino Pedro “Natilla” Jiménez, alcanzó la segunda posición del torneo, solo superados por la novena de Occidentales: «Ese grupo lo integraban peloteros con una gran calidad, sobre todo disciplina técnico-táctica, que marcaron el inicio de los logros posteriores del béisbol oriental, y sobre todo santiaguero», señaló.
Desde entonces, el carismático fundador de nuestros clásicos beisboleros ha estado ligado al desarrollo del deporte de las bolas y los strikes en el territorio indómito, así como en México, Perú y Nicaragua: «Ya estoy jubilado, pero la pasión por la pelota nadie me la quita. Tuve el honor de trabajar en equipos de mi provincia, siempre al lado de grandes mánagers como Roberto Ledo, Higinio Vélez o Escaurido. Solo espero que en pocos años “Santiago” recupere el lugar que se merece en la pelota. Ese es mi gran anhelo», concluyó Hernández. bystolic free trial coupon bystolic coupons for free
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