Beijing.- AUNQUE llegaron en condiciones diferentes las cubanas Denia Caballero y Yarisley Silva hicieron realidad el sueño de besar la gloria durante el Campeonato Mundial de atletismo disputado en esta linda urbe.
Denia había conseguido importantes avances, pero carecía de un “sello” grande entre las lanzadoras de disco, prueba donde el nombre de la croata Sandra Perkovic sonaba sustentado en sobradas razones.
Yarisley sí sabía de premios a casi todos los niveles y era mencionada en todos los pronósticos cuando de pértiga entre mujeres se trataba, tal como sucedía con la estadounidense Jennifer Surh y la brasileña Fabiana Murer.
Juntas iniciaron las muchachas de la isla la actual campaña, ganaron los Juegos Panamericanos de Toronto y acaban de devolver el orgullo dorado a un país que desde el 2009 no sabía de tronos de este tipo.
LA VANGUARDIA
POR PUNTOS: Estados Unidos (214), Kenia (173) y Jamaica (132). 12.- Cuba (30). POR MEDALLAS: Kenia (7-6-3), Jamaica (7-2-3) y Estados Unidos (6-6-6). 10.- Cuba (2-1-0).
LOS MEDALLISTAS CUBANOS
Oro: Denia Caballero (disco/69,28 m) y Yarisley Silva (pértiga/4,90 m), plata: Pedro Pablo Pichardo (triple salto/17,73 m).
«HAY MUCHA GENTE DETRÁS DE CADA RESULTADO»
«DESPUÉS de algunos días me siento mucho más relajada, pero cada vez que estoy en internet, que me comunico con alguien, o voy a algún lugar, me emociono», dice Denia Caballero cuando se le pregunta por su condición de reina del orbe.
«Cuando no es una foto es un autógrafo, una felicitación... Es como saber que todo el mundo estuvo pendiente de mi medalla. Y eso nunca me había pasado», añade con la linda sonrisa que le caracteriza.
Pareció muy fácil: llegar, tirar 69,28 metros en el primer intento y ganar por delante de la favorita Perkovic, pero sabemos que no lo fue.
Para nada, siempre es difícil. Sabía que necesitaba un primer lanzamiento muy bueno para ganarle, porque es una atleta muy competitiva y si yo hacía un lanzamiento de 66-67 metros ella iba a salir a darlo todo... Lanzar sobre 69 fue otra cosa, porque se presionó, dio muchos fouls y bueno... Cuando la vi tan tensa dije «Me voy a relajar que ella no va a llegar ahí».
¿Te sabías con todas las posibilidades para ganar?
Confío mucho en mí, no me dejo presionar por las favoritas, simplemente doy lo mejor y ya. Por eso creo que me salen las cosas, y también porque hay mucha gente detrás de cada resultado: mi entrenador, mis padres, el cuerpo médico...
¿Cuánto “pesará” esta corona?
Ser la campeona mundial me exigirá todo el tiempo. Por ejemplo en Cuba no puedo perder, aunque estamos muy parejas y hay mucha rivalidad (con Yaimé Pérez, cuarta ahora). Internacionalmente tengo que hacer lo que siempre hago, pero hay que estar a la altura de lo que esperan, porque así te respetan más, hacer saber que llegas decidida y lo das todo. Por eso es un compromiso mucho más grande.
Este año tiraste 70,65 metros, pero todavía no es tuyo el récord nacional de 70,88...
Quería que fuera este año, pero ya no va a ser porque solo me queda la final de la Liga del Diamante y ahí no me va a salir por mucho que quiera. El año que viene es olímpico, de mucha más preparación, y si ahora que entrené para un mundial lancé 70,65, entonces puedo hacerlo en ese, que va a ser mucho más fuerte. Pero sin perseguirlo, que salga solo, aunque espero que me llegue.
¿Ya has previsto algo para el futuro con tu entrenador?
Todavía no hemos hablado nada de eso. Ahora quiero descansar un poco y luego haremos planes, porque en estos momentos lo que más deseo son vacaciones. Estar unos días sin hacer nada, es lo único que quiero.
¿Te cambiará en algo este título?
Yo voy a seguir siendo igual, la misma persona sencilla que siempre he sido, nada tiene que ver que ahora sea la campeona.
«AHORA QUIERO UN ORO OLÍMPICO»
«ME SIENTO súper feliz, es un sueño más que alcancé, pero sigo por más porque ahora quiero un oro olímpico y los cinco metros», proclama Yarisley Silva al repasar su hazaña.
«Ahora tengo más compromiso con mi pueblo, con mi familia, con mi deporte, conmigo misma y con la pértiga, porque quiero seguir haciendo historia para mi país y para la especialidad», sentencia con total confianza.
¿Por qué la pértiga, si nunca fue muy conocida en Cuba?
Yo no sabía ni que existía, estaba en el atletismo pero haciendo eventos combinados como es usual cuando uno tiene 13 años.
Entonces se me acercó el profesor Nilo y me preguntó si quería hacer saltos con pértiga. Me enseñó el implemento y como se utilizaba, y lo tomé como un hobby porque me gustó, me llamó la atención.
En el equipo nacional, ya con Alexander Navas, me enfoqué mucho en este evento porque no tenía resultados en Cuba, era algo diferente y pensé que podía hacerlo bien.
Eres de los rostros más conocidos del deporte cubano, la gente te sigue y habla de ti ¿Cómo lo asumes?
Es bonito que me reconozcan, es fruto del sacrificio de muchos años, y es lindo que la gente en la calle te vea y digan «¿Eres Yarisley? Me gustó lo que hiciste en la competencia». Eso te reconforta, te hace sentir bien. Y es un compromiso, porque los deportistas somos la imagen de los niños que vienen detrás y a lo mejor quieren ser como uno, y según como nos proyectemos así nos imitarán ellos.
¿Qué sabor te deja este mundial?
Yo había saltado aquí en el 2008 y me gusta este público, la gente te alienta y eso te da fuerzas. Ahora la competencia volvió a ser intensa, como casi todas las mías, pero esta lo fue aún más que la de los Juegos Panamericanos de Toronto. Estuve séptima, luego tercera, y me quedaba solo un intento en 4,90 para ganar o terminar segunda. Pero lo logré.
¿Cuánto sacrificio hay detrás de este y de todos los otros premios?
Siempre han sido mis sueños y nunca me detengo, tengo claras las metas y no importa el sacrificio que haya tenido que hacer o el que falte. Me toca estar lejos de mi familia, a lo mejor no ir mucho a discotecas, no comer los dulces que adoro para no pasarme de peso. Pero los resultados te recompensan, eso es lo más lindo, lo que te queda realmente.
¿En quién piensas cuando logras un desempeño como este?
En mucha gente, en todo el que está detrás de cada cosa, mi pueblo, mis padres, mis tías, Wilmer, el director del Cerro Pelado, que confió mucho en mí. Claro que en mi entrenador y en mi novio Sergio Mestre, que cumplió años el domingo y no estuvimos juntos.
Hay que ser agradecido, nada se puede hacer solo, y todos esos que han estado ahí saben que pienso en ellos cuando tengo un resultado.
¿Cómo ves el futuro?
Pienso que puedo vencer los cinco metros y ser campeona olímpica. El próximo año será duro, un reto muy difícil, pero ese es mi sueño.
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