Tokio.- LA SANTIAGUERA Kaliema Antomarchi no sabía qué era el judo cuando llegó por primera vez a un área especial en Santiago de Cuba. Ella creía que se trataba de lo visto por televisión, donde unos hombres vestidos de blanco rompían ladrillos.
A sus escasos siete años idealizó la imagen y fue tras su meta en el gimnasio… pero los ladrillos nunca llegaron. Sin embargo el judo se quedó y antes de cumplir los 18 ya estaba en el equipo nacional, ahora con 33 cumplirá el sueño más grande de cualquier deportista que es competir en unos juegos olímpicos.
«Sé que será una experiencia única. Es lo que siempre he anhelado desde que tomé en serio el judo», dice la mujer que defenderá la división de los 78 kilogramos en el equipo cubano en el mítico Nippon Budokan, el mismo sitio en el que nació el judo olímpico durante la edición de 1964.
Perder el primer combate en el reciente Campeonato Mundial de Budapest ante la iraní Inbar Lanir no quita la ilusión a una Kaliema que ya ha enfrentado muchos otros obstáculos en su paso por el alto rendimiento.
Medallista de bronce del orbe en Budapest 2017, plata panamericana en Lima 2019 y ganadora del Grand Slam de Brasilia en el 2019 tuvo la poca “suerte” de coincidir en tiempo con Yalennis Castillo y ella le arrebató las posibilidades olímpicas en Londres 2012 y Río de Janeiro 2016.
Ahora le tocará mostrar potencialidades en la cuna de este arte marcial. Tokio es el ahora o nunca para una mujer que llega como octava del ranking olímpico y eso al menos le permitirá incluirse entre las “sembradas” de la división y no verse desde el primer combate con algunas de las más conocidas.
«Creo que eso es beneficioso para enfrentar el organigrama. Las rivales son las mismas contra las que he competido en disímiles eventos, solo cambia el enfoque y el nombre de la competencia, y por eso lo estoy tomando de forma muy calmada», confiesa la alumna de Yordanis Arencibia y compañera de equipo de una de las más laureadas del judo cubano, Idalys Ortiz.
Precisamente para esta última, campeona de Londres 2012 y líder del actual ranking en más de 78 kilogramos, tiene palabras de elogio Kaliema. «Es mi capitana, mi compañera de equipo, es mi amiga, mi amiga de batallas… de estar en los momentos buenos y malos. Ella es un motor impulsor que cuando el equipo se frena uno mira hacia ella y sabiendo que está ahí nos motiva mucho».
En momentos como estos, en los que está a días de iniciar su historia olímpica, también hay palabras de elogio y sobre todo agradecimiento para el profesor Ronaldo Veitía.
«Nos alienta la influencia del profesor Ronaldo Veitía que marcó la diferencia, dejó un legado de resultados, de disciplina y nos toca a nosotras como atletas de esta generación darle continuidad a eso. Mantener los resultados al mayor nivel posible», asegura.
El judo se convocó por primera vez en Tokio 1964, pero solo para los hombres. Las mujeres debieron esperar hasta Barcelona 1992 para mostrarse bajo los cinco aros y una parte de esa historia tiene a Cuba como protagonista con nombres como los de la propia Idalys, Odalys Revé, Estela Rodríguez, Driulis González y Legna Savón, por solo mencionar algunas de ellas.
Ahora en la capital nipona competirán 386 judocas, 193 en cada sexo, y como novedad estará el evento de equipos mixtos (tres hombres y tres mujeres por cada selección).
En la división de 78 kilogramos de las féminas estarán conocidas como la anfitriona Shori Hamada, la francesa Madelaine Malonga y la alemana Ana Maria Wagner (actual reina del orbe).
Y en medio de ellas, la cubana Kaliema buscará el próximo día 29 “romper” los ladrillos que idealizó en su infancia.
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