Asunción.- AUNQUE siempre con la entrega de medalla distingue a los mejores en cada prueba, quienes ascienden al podio de los II Juegos Panamericanos Junior se llevan a casa otro recuerdo de sus buenas actuaciones en esta ciudad.
Tito y Tika, los alegres gatos monteses elegidos como mascotas de esta fiesta deportiva juvenil, son entregados en forma de máscara en cada ceremonia de premiación. Detrás de esos rostros está la identidad de la cultura guaraní, orgullo de un país que vibra con sus tradiciones.
Talladas a mano en madera y ofrecidas como obsequio de los organizadores, las máscaras de Tito y Tika se convierten por estos días en la mejor cara de una nación que brinda a los miles de participantes en el certamen la oportunidad de conocer un poco más de las raíces del pueblo paraguayo.
Más de 3 mil máscaras salieron de las manos de artesanos dirigidos por el maestro Néstor Portillo, que dan vida a un proyecto cultural de la ciudad de Tobatí, considerada como la capital de la artesanía heredada de la población indígena, y que cuenta con signos distintivos.
Como material para la confección de estas piezas únicas se seleccionó de manera especial el árbol de timbó, característico del sur del continente americano, de madera noble y fácil de tallar, cuyas ramas se recuperan rápidamente, por lo que su tala no contribuye a la deforestación, ni perjudica el medio ambiente.
Pero no son las imágenes de Tito y Tika las únicas que exhiben la tradición en ese inolvidable momento. La apuesta por la artesanía se extiende hasta la confección de las bandejas de cuero, bordadas con ao po’i, en que se portan los objetos entregados en la ceremonia, y que fueron elaboradas por artesanas de Yataity del Guairá.
La fabricación de bolsos para guardar los obsequios y las cajas portamedallas son fruto de la creación de mujeres, integrantes de la Fundación Tucu Indígena del Paraguay, en Villa Hayes y Bahía Negra, todo a partir de materiales reciclados, en consonancia con espíritu ecologista de también se promueve en estos Juegos.
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