La Habana.- EL CAPITALINO Combinado Deportivo Luyanó, antiguo Club Ferroviario, se me hace muy familiar. En los últimos seis años he llevado en reiteradas ocasiones a mi nieto Ronald intentando que practique allí algún deporte.
Y aunque nunca lo he logrado, en una de esas visitas conocí al profesor de lucha Miguel Matienzo, ex integrante de equipos nacionales, y quien funge como coordinador de la federación cubana en la atractiva modalidad de playa.
En el colchón del Ferroviario anda siempre rodeado de sus alumnos. Entrena a ocho niñas y cuatro varones que dieron el sí a su llamado en la escuela primaria Julio Hidalgo, todos de la categoría 9-10 años.
Entre esas chicas, hay tres “veteranas” del grupo, porque están con él desde el año 2021 y han participado en importantes torneos, como la exhibición en la más reciente Gala Nacional de Luchas disputada en la Ciudad Deportiva.
«Esta edad es muy buena para iniciarse en la lucha, porque van adquiriendo conocimientos desde muy temprano. Las muchachitas ya llevan buen tiempo conmigo y los varones mucho menos. Pero ellas los apoyan y les dan ideas, especialmente en los combates», expresó Matienzo.
Aunque la idea es prepararlos para la novedosa especialidad de lucha de playa, Matienzo aprovecha por ahora el clásico colchón de la sala para enseñar las técnicas en espera de que se concrete la llegada de la arena solicitada por la dirección del Combinado Deportivo.
«Con ellos entreno de lunes a viernes después que terminan las clases. Preparo cada pelea basándome en el reglamento de la lucha de playa. Solo se practica en la posición de pie y el período del combate tiene tres minutos de duración. Además, el uso de las piernas se permite en todas las acciones y gana quien primero marque tres puntos», explicó.
Tras esos cinco días de trabajo, Matienzo mueve sus "contactos" con otros profesores y casi siempre gestiona un tope de confrontación en la arena de la playa.
«Debemos aprovechar que en nuestra Isla hay muchas playas. Además, la mayoría de los niños aprovechan la arena, principalmente los varones, para jugar a “empujarse” y derribar al otro. Y eso tenemos que saber rescatarlo», detalla Matienzo con evidente entusiasmo.
Para él es vital el apoyo de los directivos y maestros de la escuela, para que sus discípulos puedan asistir sin dificultades a los entrenamientos y topes de sábado. Pero aboga fundamentalmente por la compresión y motivación de los padres.
«Este es un deporte muy económico. Las niñas solo con dos piezas, los varones con un short y todos descalzos. Aunque es cierto que para competir fuera del gimnasio la situación se complica, especialmente por el tema del transporte. Estos niños tienen mucho interés y debemos hacer todo lo posible porque puedan combatir en la arena», destacó.
HABLAN LOS PROTAGONISTAS
Igual de emocionados por cada jornada, por lo que aprenden y el futuro que pudieran tener en el alto rendimiento, se muestran con su habitual alegría los niños y niñas.
Una de estas últimas se decide a hablar en nombre de sus compañeros. «Estoy con el profesor desde primer grado, en 2021, cuando visitó mi escuela y preguntó quién quería practicar lucha. Me apunté y me gusta mucho, especialmente el combate. Primero tenía un poco de miedo, pero ya me ha adaptado y quiero ser buena en lucha de playa».
Así se siente Camila, una de las experimentadas y con actuaciones en dos de las mencionadas galas nacionales.
«Mi nieto estuvo más de un año entrenando judo. Pero aprecié que no avanzaba. En la semana de receso escolar vio combates de lucha, me dijo que le gustaba y se lo traje al profesor Matienzo, quien tiene mucha experiencia. Espero que cumpla y se pueda convertir en un campeón cubano», comentó la abuela de Johairon Rodríguez.
Conocimientos e interés le sobran al "profe" Matienzo para continuar su diario andar sobre el colchón con estos 12 niños, que en un futuro podrían ser miembros de escuadras nacionales de lucha de playa. Entonces, la palabra de orden es apoyo.
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