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Tokio.- DETRÁS de la medalla de plata conquistada por la cubana Suslaidy Girat en el salto triple de los XXV Juegos Sordolímpicos, está el trabajo de muchas manos.
Entre ellas, las del personal del Instituto de Medicina del Deporte que acompaña a la también velocista en la capital nipona. Dos fisioterapeutas, Ivonne Bárzaga y Manuel Tabío, y el doctor Alaín Díaz, integran una tríada imprescindible para el equipo.
Todos tienen bien definidas y organizadas sus funciones. El médico evalúa al deportista y puede, en un momento dado, ejecutar diferentes intervenciones, también dentro del campo de la rehabilitación, por solo mencionar algunas.
El fisioterapeuta, por su parte, además de la labor que realiza directamente con el atleta, puede asumir como representante del personal médico en caso de que algún competidor sea convocado a una prueba antidoping.
«Nuestro trabajo fundamental antes de un evento como este es la fisioprofilaxis. Se trata de la prevención de las lesiones, de proteger aquellas áreas con molestias previas y zonas no afectadas, pero sometidas al entrenamiento o el deporte en sí», comentó el doctor Díaz.
«Por ejemplo, en el tenis de mesa se involucran los cuatro miembros, pero sufren más los superiores», explicó.
Según el especialista, una vez que el atleta termina de competir se pasa a la fase de recuperación. Allí se trabaja de forma individual o colectiva, con acciones de masaje, estiramientos, crioterapia, electroterapia, vendajes neuromusculares y funcionales, entre otras. El fisioterapeuta desempeña un rol fundamental en ese sentido.
«Para que el trabajo rinda frutos tiene que haber un componente esencial, y ese es la relación entre el fisioterapeuta y el deportista. Confianza y respeto no pueden faltar entre ambos», manifestó Tabío.
Bárzaga, por su parte, labora en Tokio con el ciclismo, un deporte de resistencia y velocidad que involucra a la estructura muscular casi completa, fundamentalmente los miembros inferiores.
Eso demanda un trabajo manual que incluye masajes, estiramientos, maniobras de drenaje y movilizaciones de tejido miofascial, en aras de movilizar las sustancias que aparecieron durante la competencia, para lograr una recuperación rápida y efectiva.
Para esta lid, el personal médico que atiende a la comitiva cubana ha contado con la colaboración de las intérpretes. «Hay palabras, lenguaje técnico y propio de la especialidad médica, que dificultan el diálogo con ellos, y eso puede llevarnos a cometer errores en el diagnóstico y la evaluación. Por eso ha sido una fortaleza contar en el grupo con las traductoras», destacó el doctor Díaz.
En lo que va de torneo, los miembros de la delegación de la Isla no han sufrido lesiones que invaliden su continuidad en la competencia. Tampoco se ha precisado del apoyo médico del comité organizador.
Ello confirma que la salud de los deportistas cubanos en la Tierra del Sol Naciente está en buenas manos.
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