La Habana.- EL ESPAÑOL Leontxo García es una de las voces más prestigiosas del periodismo dedicado al ajedrez.
El habitual columnista, con cientos de eventos evaluados desde su aguda mirada, regresó a esta capital más de una década después de su última visita. La edición 55 del Torneo Internacional Capablanca in Memóriam de Ajedrez tuvo el privilegio de su acompañamiento.
Llegó a la capital cubana con la intención de seguir el clásico y ofrecer un ciclo de tres conferencias dedicadas a temas sobre los que diserta periódicamente en otras partes del mundo: Ajedrez enseña a pensar, El ajedrez es el mejor gimnasio para la mente y El ajedrez quita cárcel y reinserta.
Pero su pasión desbordó los salones del Hotel Nacional, hasta llegar este jueves al Círculo de Abuelos número 1, en el Vedado, donde disfrutó escuchando las historias de septuagenarios que han descubierto el Juego Ciencia como uno de sus modos de “esquivar” las lógicas huellas del envejecimiento.
Leontxo les escuchó fascinado, confirmó historias que se conectan con experiencias vividas en otras naciones que ha visitado y habló de ellas, de estudios científicos realizados durante varias décadas y cuyos resultados demuestran los beneficios de incorporar el ajedrez a la vida diaria.
En un aparte con JIT, el también asesor de la Federación Internacional de Ajedrez (Fide) para temas educativos, calificó de especial su relación con Cuba, un país al que vino por última vez en 2010, también para disertar ante los seguidores del Juego Ciencia.
«Cuba tiene para mí un valor muy especial por dos motivos. Primero, por el recuerdo gratísimo que tengo de recorrer unos 4 mil kilómetros y conocer mejor el país y por el trato que recibí en las dos conferencias que di», asegura el hombre que cada semana ofrece a sus seguidores, desde las páginas del diario español El País, un tema de actualidad ajedrecística.
«El segundo es porque como ajedrecista, Cuba siempre ha sido para mí –y creo que para el ajedrez mundial– un referente muy importante», confiesa con admiración.
En su actual estancia pudo ver de cerca la realidad del ajedrez educativo, su futura implementación como asignatura en las escuelas de manera sistemática, y quizás combinado con el estudio de otras materias.
«Soy un experto en ajedrez como herramienta educativa, entonces creo sería fantástico que Cuba completase ese proceso y se convirtiera en un país destacado en un ajedrez puramente educativo», aseguró.
En cuanto al torneo Capablanca y su celebración en el emblemático Hotel Nacional de Cuba, confesó haber disfrutado los salones de juego de cada uno de los grupos y la historia que se “respira” en la sede escogida esta vez.
«Solo el nombre del festival –festival porque son varios torneos– y el hecho de que se haya jugado 55 veces, le da un sello de prestigio y del peso de la historia. De una organización sólida y de un país donde la cultura del ajedrez está solidificada», admitió.
«Una cosa que tiene Cuba, y es algo de muy pocos países, es que no solamente ha producido muchos y muy buenos jugadores, sino que hay una cultura del ajedrez muy amplia y muy sólida», sentenció y su opinión tiene detrás el conocimiento de un hombre atrapado por el periodismo y el ajedrez a partes iguales.
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