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Caracas.- ESTATURA, modestia y sencillez distinguen a Jesús Marcelino Agramonte Terry, "Pichirilo" o "Pichi" para sus familiares y amigos. Por estos días prestigia la delegación cubana asistente a los V Juegos del Alba de Venezuela 2023.
Conversador, siempre sonriente, otrora jugador pívot, atesora como protagonista una parte de la historia de la época de oro del balonmano en Cuba.
«Soy de Cruces, en Cienfuegos, aunque resido hace unos años en La Habana. Todavía soy el único cruceño que ha participado en unos juegos olímpicos, pues el boxeador Rogelio Marcelo, campeón en Barcelona 1992, vivió en Cruces pero nació en Guantánamo», expresa este delgado moreno.
«De muchacho practiqué, como todo cubano, el beisbol. Después hice atletismo hasta que descubrí el balonmano y ahí hice mi carrera deportiva», rememora.
En 1975, mientras cumplía con el servicio militar, comenzó a jugar balonmano. Ese mismo año hizo el equipo del Ejército Juvenil del Trabajo, fue captado por Manuel Quiala y en menos de seis meses integró el equipo Cuba.
El balonmano, deporte de origen alemán nacido en el primer cuarto del siglo XX, debutó en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936.
«Mis únicos juegos olímpicos fueron los de Moscú 1980. Teníamos buena "banda" con Neninger, Povea, Querol, Cruz, Quiala y otros. Allí lideré a los goleadores con 62 dianas, pero quedamos en sexto lugar», recuerda con pesar quien no tendría nuevas oportunidades en 1984 y 1988.
Con Quiala como director técnico participó en cinco lides mundiales y varias competencias panamericanas. El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz lo "retiró" del deporte activo, junto a otros integrantes de la selección campeona en los Juegos Panamericanos de La Habana 1991. «Nos premió y eso representó mi adiós al deporte activo. Fue uno de los momentos más emotivos de mi vida», sentenció.
Estuvo en Venezuela, en Cariaco, estado Sucre, entre 2005 y 2006, como miembro de la Misión Barrio Adentro Deportivo. Ahora regresa a la tierra de Bolívar invitado como premio a su gestión al frente de la atención a atletas en el municipio capitalino de Playa.
Con dos hijos, una hembra y un varón, aprecia más perspectivas de un nuevo atleta en la familia gracias al nieto más pequeño llamado Tiago. Cuenta que disfrutó todos los partidos de la última copa mundial de fútbol. «Le llevo su pelota de fútbol. Cumple años el próximo mes», asegura.
«Aquí, hace unas horas, viví una gran sorpresa. Tres alumnos que tuve en el hospital ortopédico Frank País, que dirigía Rodrigo Álvarez Cambra, me reconocieron. Están trabajando para los Juegos del Alba. Eso me emocionó mucho porque les impartí mi experiencia en la cultura física, fundamentalmente por lo vivido como atleta», relata.
«Quedamos en volver a vernos porque están trabajando aquí mismo, en la asistencia a la delegación cubana», abunda.
Agramonte cumplirá 67 años de edad este 26 de abril, entre jóvenes deportistas y en una cita que le enorgullece por representar la solidaridad entre los pueblos del Alba. Además le significa mucho que hallan sido fundados por los comandantes Fidel Castro Ruz y Hugo Rafael Chávez Frías, líderes de Cuba y Venezuela.
«Fidel y Chávez son dos grandes de la humanidad. Fui a rendirle mis honores a Chávez en el Cuartel de la Montaña, espero tener la oportunidad de hacer lo mismo con nuestro Fidel en el Cementerio Santa Ifigenia, de Santiago de Cuba. Para ellos todo mi respeto», concluye.
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