La Habana.- UNA REMODELACIÓN capital en sus facilidades de uso devolverá el esplendor de antaño a la sala polivalente Ramón Fonst, a más de 25 años de su inauguración con motivo de los XI Juegos Deportivos Panamericanos de La Habana 1991, ocasión en que acogió las justas de voleibol.

Su esplendor y diseño le ganaron el calificativo de La Casa Linda de Plaza. Sin embargo, con los años fue decayendo su confort al punto de no poder utilizarse más para partidos de baloncesto y otros eventos. El problema central fue que las filtraciones ocasionaron roturas en las maderas del piso.

El cierre definitivo ocurrió a finales del año 2012, pero en estos días se termina el elemento principal de la instalación, su tabloncillo. Por primera vez se cambia totalmente con madera importada, lo cual favorecerá su empleo para lides de baloncesto, balonmano, futsal y voleibol.

Por ser tan céntrica y poseer el segundo mayor aforo entre las salas de su tipo en el país, la Fonst se hizo anfitriona de innumerables actividades deportivas, recreativas y hasta de espectáculos culturales.

Con los actuales trabajos de rehabilitación, resultado de una  inversión de seis millones de pesos en moneda nacional y más de 1,5 en divisas, la idea es acercarla a sus condiciones originales.

A Isidro Antonio Patterson, director del recinto por más de dos años, le han asignado esta gran responsabilidad, cuya ejecución toca temas también decisivos como la electricidad, los servicios hidráulicos y el rescate de uno de sus locales insignias: el restaurante La Pícola.

INTERIORIDADES DE LA CASA

Al momento de la visita de JIT solo faltaban por instalar unas pocas secciones de tablas en la cancha, la que pudiera utilizarse desde finales de este mes.

«Se está lijando, después lleva un proceso de sellado para pintarla y hacer el marcado definitivo. Nosotros estamos trabajando en dos turnos para adelantar lo más posible», explicó Andrés Gómez, jefe de la brigada de la Empresa de Construcciones Metálicas.

«Los durmientes (base) son de masaranduja y el sobre (piso) de cedro mara, ambas maderas originarias de Surinam. Si no se mojan pueden durar unos 20 años», anunció otro de los encargados de esa actividad, Raúl Piney.

La complejidad del trabajo en esa área se inició con la fundición en hormigón del soporte, después de un proceso de rellenado, porque el manto freático no permitía hacerlo de nuevo sobre pilotes.

Con vasta experiencia en la colocación de tabloncillos, los trabajadores de la EMPROMAT llegan al 2017 con la solución de problemas similares en la Escuela de Música Alejandro García Caturla, las facultades de medicina Enrique Cabrera y Julio Trigo, y la Escuela de Música de las FAR.

Ellos, además, hicieron en el 2015 los trabajos en La Mariposa de la Universidad de las Ciencias de la Cultura Física y el Deporte Manuel Fajardo.

Entre los problemas principales que afectaron el anterior tablado de la Fonst estuvieron las goteras. Ahora se eliminaron con la sustitución en el techo del llamado lucernario. Aquellas 16 secciones de planchas fueron reemplazadas por 450 láminas nuevas, según confirmó el inversionista Julio Juan Thondike, perteneciente a la Empresa de Contratación General de Obras en La Habana.

Para el mejor desarrollo de los eventos, las gradas con capacidad para cerca de 4 mil espectadores lucen sus asientos originales, y en lo alto está instalada una nueva pizarra.

«Falta probar las luminarias luego de que concluya la instalación eléctrica. Primero se utilizarán los mismos bombillos, pero más adelante está previsto cambiarlos por las ya frecuentes luces tecnología LED», dijo Patterson en el recorrido.

El director enseñó igualmente otros locales rescatados como los baños públicos y los vestuarios para atletas, en un camino comenzado por el otrora atractivo sitio gastronómico La Pícola.

Allí se pretende una reconstrucción total y en eso se labora, a pesar de la necesidad de sustituir muchos elementos en paredes, pisos y otras estructuras por el alto grado de deterioro actual. También urge la instalación de nuevo equipamiento para su funcionamiento y la prestación de servicios a los aficionados.

Con todas esas acciones se ha puesto rumbo hacia la meta de devolver la Fonst a su belleza original, sin dejar de tener en cuenta locales contiguos como el de la Bolera —en su momento de referencia en América Latina—, y el del Museo del Deporte.

«Nos dimos a la tarea de recuperar el espacio de la Bolera, para utilizarla en competencias de los deportes de combate. Eso ha sido un éxito, pues todos los fines de semana acoge eventos principalmente de judo y kárate. Además se entrenan allí los judocas de la EIDE Mártires de Barbados», declaró Patterson.

Por otra parte, se sigue usando una cancha más pequeña ubicada debajo del graderío principal de la sala, destinada al calentamiento en su concepción inicial. Allí asisten niños y jóvenes para el aprendizaje y entrenamiento del voleibol, con un proyecto dirigido por el profesor Gilberto Herrera.

ANHELOS DE PERTENENCIA

Cuando Francisca Pino y Olga Lidia Romero comenzaron a trabajar en la Ramón Fonst, hacia los años 1993 y 1994, respectivamente, el lugar gozaba de todo su esplendor y no podían imaginar que el deterioro llegaría a tal punto.

Francisca es custodio y Olga Lidia comenzó como auxiliar de limpieza, pero ha devenido en especialista principal de personal. Son las más antiguas entre los 61 trabajadores de la plantilla. Con lo que han visto hacer en estos meses esperan que su querido centro retome las galas y acoja de nuevo un sinnúmero de eventos.

«No se paraba, lo mismo en lo deportivo que en espectáculos, conciertos de los Van Van y otras muchas agrupaciones. Nosotros siempre apoyábamos y pasábamos gran parte de la jornada aquí, pues existían todas la facilidades», recordó Olga Lidia.

Asimismo significó la importancia de la limpieza de cara a cuidar todo lo recuperado, sobre todo enfatizó en la disponibilidad de productos para mantener los baños en estado óptimo.

Desde su posición de seguridad, Francisca sostiene esperanzas de que su nuevo cumpleaños transcurra repleto de amigos y muy cerca de la reinauguración. Evocó acciones de beneficio ocurridas en la sala a finales de los años 90 y principios del actual siglo, a propósito de un certamen importante de boxeo y eventos religiosos acogidos por el lugar.

«Otra aspiración es exponer al público ese Museo que tiene tanta gloria deportiva», dijo en la despedida.

Ellas, sus compañeros, los directivos, los capitalinos, todos los cubanos, quieren ya de vuelta la bien llamada Casa Linda de Plaza.