Foto: Ricardo López Hevia
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Culiacán.- ESTA vez la historia debe comenzar reiterando que Alazanes de Granma volverá a vérselas hoy con Águilas de Mexicali en la semifinal de la Serie del Caribe de béisbol organizada aquí.
La repetición se justifica porque inicialmente los organizadores anunciaron a Criollos de Caguas (Puerto Rico) como oponente de los alumnos de Carlos Martí y más tarde dijeron que sería Águilas de Zulia (Venezuela).
Pero lo cierto es que tras reanalizar los cálculos inherentes a la fórmula de desempate el ordenamiento de los avanzados a la ronda de turno colocó a mexicanos (3-1), venezolanos (3-1), cubanos (3-1) y puertorriqueños (1-3) en los puestos del uno al cuatro.
Todo ello a partir de los desenlaces dominicales, cuando Venezuela dispuso 4-3 del eliminado Tigres de Licey (República Dominicana), vencido por cuarta vez al hilo, y Cuba acalló a los miles de aficionados reunidos en el estadio de Tomateros de Culiacán, testigo del 4-0 a costa de la armada de casa.
«Fue el premio a la forma que mostró el equipo, a su reacción después del mal desempeño de la jornada anterior (3-8 ante Venezuela)», dijo Martí. «Esta vez hizo lo que sabe hacer», añadió antes de elogiar los aportes de los jonroneros Alfredo Despaigne y William Saavedra, y el brillante desempeño del pitcher Vladimir Baños.
«Estamos satisfechos con la actitud que han mantenido, como demostraron esta vez ante un equipo local que llegó invicto y contó con apoyo constante en un espacio repleto», aseveró el técnico, quien también subrayó la importancia del espíritu de victoria sostenido desde el comienzo.
«Estamos aquí para luchar por el campeonato, y aunque sabemos que se trata de un torneo corto donde todos tienen posibilidades el propósito sigue siendo regresar con esa alegría para nuestros seguidores», sostuvo, y confirmó al derecho Lázaro Blanco como iniciador del choque de este lunes.
El ganador del compromiso ante los boricuas asumirá solo horas después de la soberbia actuación de un Baños que ejerció protagonismo durante ocho entradas y dos tercios en las que apenas soportó seis jits, propinó cinco ponches y regaló dos boletos.
«Fue un juego especialmente difícil, porque el rival no había pedido, está en casa y reúne gran calidad, pero dedicamos muchas horas a estudiarlo y a partir de ahí trazamos la estrategia, basada sobre todo en el control y envíos de rompimiento ante bateadores con dificultades para ellos», puntualizó.
«Me sentí todo el tiempo bien, aunque a última hora utilicé más la recta porque perdí algo de velocidad», explicó. «Ahora el equipo llega con mayor ímpetu a la discusión del pase a la final y estoy seguro de que Blanco va a lograr otra buena actuación», explicó.
Despaigne, quien tributó cuadrangular de tres carreras, consideró que ese capítulo puede marcar un punto de giro en su labor ofensiva, casi nula hasta entonces, y destacó la voluntad de disputar el cetro.
«Vamos al partido de vida o muerte y no queda otra que lograr el reajuste necesario y hacerlo todo por la victoria», expresó la estrella de la Liga Japonesa.
«Quise aprovechar que me estaba lanzando como para dirigir la pelota hacia la banda opuesta y salió la conexión», narró en torno al batazo que abrió el marcador en el quinto acto, cuando Saavedra le imitó sin hombres en bases y selló el saldo de los suyos, también a costa del perdedor Javier Solano.
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