Toronto.- LOS HAY de diversos tamaños, razas y edades, aunque todos tienen más de un año. Suman 125 y rotan a disposición de los habitantes de las villas de los Juegos Panamericanos que transcurren en esta ciudad.

Conscientes de cuánto pueden aportar, los organizadores decidieron convocar a la organización St. John's Ambulance de Toronto y el llamado dejó como resultado que la posibilidad de acariciar a un perro asigne un especial toque de ternura a esos recintos.

Pero su presencia va más allá del atractivo que generan, pues busca que el intercambio con ellos se convierta en fuente de relajación en medio de la estresante batalla deportiva, y las escenas vividas aquí confirman lo acertado del plan.

De acuerdo con autoridades de la cita la iniciativa se basa en un método habitualmente aplicado con pacientes ingresados en hospitales y con ancianos, y tributa al combate contra la ansiedad habitual de estos días, cuando el deseo de un buen desempeño y la nostalgia por los seres queridos conforman una mezcla difícil de manejar.

“Independientemente de si ganas o pierdes, del idioma que hables o de qué país seas, el perro te querrá y te saludará de la misma manera”, dijo a los medios Margo Mackay, uno de los voluntarios que facilita el encuentro con los afectivos animales.

Los promotores de estas lindas escenas viajan además a sedes más alejadas de la urbe como Hamilton, St. Catharines, Alliston y Minden, porque también allí son demandados estos buenos amigos, cedidos por primera vez para un evento de este tipo.

Según sus manejadores, son muchos los atletas que ya buscaron consuelo en los animales porque echan de menos a las mascotas dejadas en casa, pero como no se trata de una sensación exclusiva de ellos, otros que no competimos también hemos ido al encuentro de los canes.