Foto:

Toronto.- COMO sucede desde hace algunos años la villa erigida para los Juegos Panamericanos de Toronto fue proyectada como impresionante asentamiento que ya comienza a llenarse de vida y acogerá a más de 10 mil personas.

Ocupa 32 hectáreas y está básicamente diseñada a partir de seis edificios, aunque la logística del certamen también  demandó algunas instalaciones temporales.

Esta especie de mini ciudad en la que predomina el color gris cobró forma en una zona abandonada, junto al río Don, y muy cerca del centro del área metropolitana.     

Vencidos los retos constructivos y la descontaminación reinante en los terrenos escogidos, el complejo se yergue como uno de los legados más importantes de la lid, dado el amplio número de apartamentos llamados a convertirse en viviendas luego del concurso parapanamericano.

Además de una zona residencial dividida en tres segmentos (Cottage Country, Skyline y Waterfront) el recinto incrementa sus prestaciones a partir de gimnasio, tiendas, peluquería, banco, salas de recreación y otras facilidades.

Un amplio restaurante abierto las 24 horas de cada día para satisfacer diferentes gustos es otro de sus puntos de referencia, además de espacios para prácticas religiosas, lavandería, centros de prensa y navegación, y la plaza donde ondearán las banderas de los países participantes.

De acuerdo con varios despachos, la cifra invertida superó los 700 millones, pero podrá generar ganancias con las ventas o los alquileres previstos, aunque se asegura que igualmente habrá asignaciones para programas sociales.

Y vale insistir en su ubicación, pues muchos de de los escenarios de competencia están a distancias cercanas en autobús, y el “corazón” de Toronto apenas demanda cinco minutos.

En el lobby de cada edificio las delegaciones cuentan con personal que procura solucionar cualquier demanda, y el sentir general comienza a conformarse desde lo positivo.

Por lo pronto se suceden llegadas, movimientos hacia los entrenamientos, aunque la propia instalación acoge el accionar de los atletas y la prueba de fuego para los organizadores llegará cuando el evento viva sus jornadas más intensas.