EN LOS últimos años se observa con frecuencia, en las calles de nuestros pueblos y ciudades, un juego callejero de particulares e inusuales características.
Hablamos del llamado Picaíto o Efectico, que también se hace presente en pasillos, patios, terrazas y portales de viviendas, en instituciones educativas, laborales y recreativas, así como en plazas, plazoletas, paseos y otros espacios públicos.
El área de juego se marca con una tiza, piedra o pintura sobre una superficie de asfalto, concreto, granito u otro material liso. Se trata de un cuadrado de alrededor de 150 centímetros de lado, en cuyo interior se traza una línea longitudinal y otra transversal, las cuales se interceptan en el centro para conformar cuatro cuadrados más pequeños de unos 75×75 cm.
En las puntas o extremos del cuadrado grande se sitúan los participantes. Y para iniciar el juego, uno de ellos coloca un brazo sobre el punto central y deja caer la pelota de goma o material similar, que una vez rebote será dirigida hacia cualquiera de las áreas marcadas en el suelo.
A partir de esa acción inicial, cada participante golpeará la esférica suavemente si esta cayera en su territorio, dirigiéndola hacia otro de modo sorpresivo. Así, sucesivamente, transcurre el divertido pasatiempo.
Cuando un jugador falla el toque, ya bien por no golpear la pelota o por enviarla fuera de las líneas, las acciones recomienzan. De haber otros interesados en jugar fuera del cuarteto debe establecerse un máximo de errores por persona para el recambio, quizás tres, cuatro o cinco.
En caso de existir muchos jugadores dispuestos a entrar, puede definirse que al fallar un lance se produzca la sustitución. Ante esa alternativa, cumplida una rotación completa será declarado como ganador el participante sin falta cometida.
El Picaíto o Efectico se juega con muchas variantes, pero la anterior es la más difundida en nuestras calles. También puede disputarse, por ejemplo, entre parejas, lo cual permite trazar estrategias y tácticas que lo hacen más divertido y emocionante.
Esta actividad constituye una excelente oportunidad para relacionarse, conversar, intercambiar ideas, bromear, escuchar música y bailar. Genera un ambiente idóneo para socializar entre niños, adolescentes y jóvenes, como sana opción para ocupar el tiempo libre.
Según se ha podido precisar, este juego surgió y se desarrolló de manera similar a otros tradicionales: espontáneamente y en diferentes escenarios, formas y aplicaciones. Esa diversidad se expresa además en las reglas y la organización de los eventos, llegando incluso a lides por temporadas.
Este pasatiempo potencia el desarrollo de capacidades físicas, habilidades técnico-tácticas y la formación en valores. Sintetiza el ingenio y la creatividad de nuestras poblaciones infantil y juvenil para adaptar juegos a las diferentes condiciones del entorno en que viven, estudian o laboran.
Su propuesta se corresponde con las tendencias actuales de la recreación física, sujeta a los espacios y condiciones existentes en los componentes urbanos y naturales, y a la preferencia por realizar actividades en el lugar de residencia.
Cada nueva opción de este tipo, con el transcurso del tiempo, puede convertirse en un juego tradicional. Por eso debe dársele seguimiento mediante diversos estudios.
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