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Pinar del Río.- RARAS veces un clásico defrauda. Y hoy, en las semifinales de la Supercopa de España, no fue diferente. El Real Madrid se impuso, como vaticinaban los pronósticos, a un Barça que amenaza, pero no concreta.
El encuentro no resultó un paseo de los blancos como hacían pensar los 17 puntos que les separan en La Liga. Esos partidos se juegan lejos de los números y cerca de la épica.
El Madrid dio primero y tiró de un Barcelona que de remolque lo hizo bien. Si durante la temporada le cuesta cerrar partidos a los blaugranas, hoy recortaron dos veces la ventaja merengue.
Vinicius marcó, a la carrera y de zurda. Lejos había quedado Dani Alves, quien a sus 38 años de edad tenía la tarea de marcarle. Lo había hecho bien hasta el gol, pero la apuesta era temeraria y terminó dando razón a los detractores de la decisión de Xavi.
Se sentía cómodo el líder de La Liga, esperando en su campo y poniendo vértigo al ataque. El Barça lo intentaba mediante Luuk de Jong, quien envió dos cabezazos fuera hasta que agarró un despeje de Militao y marcó de carambola el empate en el cierre del primer tiempo.
De la forma menos ortodoxa, los culés encontraban premio y el holandés, duda desde que llegó a la Ciudad Condal, acumula su tercer partido consecutivo marcando y cuatro goles en 15 desafíos como azulgrana, los mismos que Griezmann y Neymar y tres más que Messi en igual lapso.
Asencio no estaba como en sus últimas presentaciones y para el segundo tiempo Carlo Ancelotti tenía claro el cambio. Sufría el Madrid cuando entró Rodrigo y apenas unos minutos después ya ganaba.
Benzema metió la ventaja a falta de 20 minutos y reafirmó la dupla que hace con Vinicius como la más letal de toda Europa. Sumando los goles entre ambos acumulan más que toda la plantilla del Barcelona en la temporada y eso no es cualquier cosa.
El Barça metió leña al fuego y por eso mereció y consiguió. Recién llegado al campo, Ansu Fati enseñó el porqué lleva el 10 en la espalda y, sobretodo, el porqué todos esperan tanto de él en estas citas.
El nerviosismo en la zaga madridista era evidente y solo la mala puntería de Dembelé les aseguró el tiempo extra. Terminaron los blancos pagando muy caro llegar y no concretar, y no estaban dispuestos a dejar escapar un partido que tuvieron dos veces de su lado.
Los de la capital española retomaron su guion en el tiempo extra y esperaron para correr luego y hacer daño a un Barça que dejaba mucha gente por delante del balón en las contras. Era apenas el quinto tiempo extra en 248 partidos oficiales.
Valverde entonces puso el tercero en un contragolpe manejado con pinzas por Casemiro, quien abrió a Rodrygo para que pusiera el centro. Vinicius dejó pasar la pelota limpiando el área de marca y el ex de Peñarol le quitó el disparo a Benzema de las narices para poner el 3-2 definitivo. Era la victoria 100 del Madrid sobre el Barça.
Una obra coral que celebró Ancelotti con rabia y con la certeza de que esta vez no permitiría más libertades. Xavi le hizo creer a sus jóvenes que se podía y terminó Courtois sosteniendo al Madrid y evitando los penaltis.
Lo que atajó el belga en puerta propia lo fallaba su equipo en la ajena, con más de un chance de cerrar el partido que terminó con los merengues en la final de la Supercopa y el Barça de vuelta a casa.
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