La Habana.- NOVACK Djokovic está en Melbourne. Y dicho así parece que todo irá bien. Ha ganado 20 grand slams y nueve de esos en la citada ciudad australiana.
Sin embargo, el serbio nunca encontró tanta resistencia para ganar allí, y menos para jugar, ni un rival tan firme como las leyes migratorias.
Inmediatamente después de conocerse que autoridades locales habían dado la exención al mejor tenista de la actualidad, un enjambre de cuestionamientos sobre la decisión creó un terremoto mediático en suelo australiano.
Djokovic probablemente no lo sintió mientras volaba desde Dubái, pero en esas 13 horas se decidió que debería regresar apenas se presentara en la frontera, salvo que tuviera una prueba digna de merecer la exención.
Y así fue. Según el medio local The Age, el alegato del equipo del tenista fue que no se vacunaba porque se recuperó de la covid-19 en los últimos seis meses, lo que fue rechazado instantáneamente. Esa no figura entre las causas aceptadas para exonerar de la vacunación a quienes entran en territorio australiano.
Nole fue separado del grupo en que viajaba y comenzó el proceso de repatriación, lo que provocó una escalada de tensiones hasta convertirse en cuestión de estado.
Primero la ministra de deportes del estado de Victoria, Jaala Pulford, anunció que «no le daremos asistencia para solicitar el visado individual. Hemos sido claros en dos puntos: la aprobación de los visados depende del gobierno federal y las exenciones médicas son asunto de los médicos».
Y en efecto, la visa fue denegada y ello generó reacciones de las más altas esferas políticas en Serbia, quienes convocaron al embajador australiano en Belgrado para pedir explicaciones.
Incluso el primer ministro serbio Aleksandar Vucic calificó el episodio como de acoso y aseguró que tomaban medidas para frenarlo.
La respuesta de su homólogo en el país oceánico no tardó. Scott Morrison recordó en rueda de prensa que «Australia tiene reglas claras sobre sus fronteras soberanas que no son discriminatorias. La revocatoria responde a la aplicación razonable de las leyes de protección de las fronteras de Australia».
Ante la negativa firme de visado, el equipo jurídico del tenista solicitó ante un juez de Melbourne que se le permitiera permanecer aislado en un hotel con cancha, para intentar resolver favorablemente el recurso antes del día 17 de enero, fecha de comienzo del torneo.
Hay que recordar que Djokovic no se vacuna por voluntad propia, y eso puede ser respetado en tanto libertad personal. Sin embargo, también debe entenderse que estas libertades terminan allí donde empieza el derecho ajeno.
Las reglas migratorias y de la competencia son claras. Nadie debería tener preferencias ni facultades distintas. Y eso intentan hacer cumplir las autoridades australianas.
En cuanto a lo deportivo, el Open de Tenis de Australia 2022 podría perder a la estrella mundial si definitivamente no cambian las cosas. Y más vale recordar que las estrellas no deben estar por encima del tenis, ni de las normas.
Para Djokovic se torna esquiva la posibilidad, por ahora, de convertirse en el único tenista con 21 torneos de grand slam en sus vitrinas, y de ganarlo justo allí donde ha sido prácticamente imbatible.
Por lo pronto debe conformarse con contemplar la posibilidad en un hotel “poco acogedor”, aunque dotado de una cancha en que probablemente suspira al ritmo de canciones con que lamenta estar tan cerca y a la vez tan lejos…
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