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La Habana.- LA ESCUELA de Deportes Náuticos Pablo Veliz Delgado, ubicada en el poblado marino de Santa Fe, en el municipio capitalino de Playa, sufre el azote implacable del mar lo mismo en invierno que en verano.
Basta con que Poseidón se enfurezca para que las aguas se adueñen de un preciado espacio del litoral y dejen impregnada la carga de salitre que lentamente destruye al más blindado hormigón.
En los últimos años las aguas cargaron contra la importante instalación deportiva hasta inhabilitarla por un largo período, en detrimento de los alumnos que allí se entrenaban en remo y vela.
«Esta academia fue fundada en 1986 para practicantes de remo y canotaje de las categorías juveniles y mayores. La escolar estaba en la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar Mártires de Barbados», explica para ponernos en contexto su directora Giselle Ortiz Olivera.
«Hoy estudian acá 52 alumnos, 32 de remo y 20 de vela, únicos deportes que se practican. De esos solo 13 son hembras, nueve de remo y cuatro de vela», expresa la exatleta de lanzamiento de martillo, quien en la década de los años 1990 quedó a las puertas del equipo nacional.
«Esa matrícula debe crecer con el próximo curso escolar, que inicia el 21 de febrero de 2022, por las buenas condiciones que hemos creado», asegura.
«La instalación había vivido su última reparación capital hace más de 15 años. Entonces pertenecía a la unidad presupuestada del Inder en la provincia. Hoy está dirigida por la Eide Mártires de Barbados», detalla.
«Desde antes de la covid-19 fue cerrada por las autoridades de salud pública, ya que no reunía las condiciones mínimas necesarias para la vida interna de los alumnos y profesores», destaca quien lleva más de dos cursos al frente del centro.
LA “MANO” DE LA BRIGADA CONSTRUCTORA BACURANAO
En los primeros días de 2021, trabajadores de la unidad básica de construcción y servicios de la Empresa Bacuranao, perteneciente al Ministerio de la Agricultura, tomaron el sitio para cambiarle radicalmente su imagen.
«Con la ingeniera Niurisel de La Torre al frente asumieron la recuperación de casi todo, por no decir de todo», dice optimista Giselle, consciente de que de ello depende el desarrollo de los atletas.
«Aquí hubo que hacer o rehacer el gimnasio, los dormitorios, dos para varones y uno para chicas, y la enfermería. Además se amplió la cocina-comedor», señala en presencia de Niurisel, con amplia experiencia en labores en instalaciones deportivas.
«Para recuperar los dormitorios de los varones en el segundo piso derrumbamos una escalera y la otra recibió gran beneficio porque el salitre es muy agresivo. Tanto es así que pintamos y ya hay sitios en que se ha despegado la pintura por la humedad de las paredes y la altura del agua por viejas inundaciones que ha sufrido la escuela», revela de La Torre.
«Los objetos de obra de mayor envergadura fueron la cubierta de los dormitorios, donde tuvimos que quitar las mantas que tenían, hacer un recubrimiento de las placas y poner nueva manta», abunda.
«La escalera de uno de los dormitorios de los varones la demolimos completa, le hicimos un diseño propio y fundimos», expresa sobre uno de los objetos de obras más trabajosos de la escuela que lleva el nombre de quien fuera comisionado del deporte.
De la Torre comenzó su gestión con el deporte en 2016 con mantenimientos constructivos a áreas de la Eide Mártires de Barbados, donde siguen ahora en las cercas perimetrales de los terrenos de baloncesto, fútbol y beisbol.
Esta unidad básica llegó a tener en la Escuela Náutica hasta 25 constructores a tiempo completo. «Y se invirtieron alrededor de 2 millones 700 mil pesos, todo en moneda nacional», señala de La Torre.
«Los recursos los aportaron el Inder de La Habana y la Empresa Bacuranao», expresa la ingeniera que ya faena junto a su equipo en el Campo de Tiro Raúl Podio Saborit, capitán del Ejército Rebelde muerto en combate a siete días del triunfo de la Revolución en 1959.
LEYENDA DEL REMO CUBANO BUSCA SU ÉMULO
Cuatro entrenadores de remo y tres de vela son responsables de llevar a los adolescentes los conocimientos que los harán crecer como atletas y cubanos de bien.
Entre ellos está una leyenda viva del deporte de la boga, Ismael Carbonell Samé, dueño de ocho medallas de oro de las 37 conquistadas por Cuba en esta disciplina en los juegos panamericanos.
«Busco un muchacho que supere o se acerque a lo que yo hice», destaca a JIT el originario de Santiago de Cuba, quien durante un cuarto de siglo representó al mayor archipiélago caribeño en convocarías internacionales.
«Cuatro de mis medallas de oro panamericanas las gané en La Habana 1991. Tres de esas me las entregó el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, el orgullo más grande de mi vida», expresa quien antes estuvo en San Juan 1979, Caracas 1983 e Indianápolis 1987.
Con jocoso hablar, Carbonell muestra el bote con que ganó una de esas preseas en la cita organizada exitosamente por Cuba.
«Esta escuela es otra hoy. Quedan cosas por hacer, pero con las condiciones que tenemos para trabajar podemos sacar campeones», dice el legendario remero, octavo en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980 y quinto en los de Barcelona 1992, además de ganar presea de plata en una copa del mundo efectuada en Francia en 1997.
«Ahora esta escuela marcha con viento en popa», concluye optimista el mediático gigante de ébano.
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