|
La Habana.- EL 24 de febrero pasado nuestro pueblo, en amplia mayoría, aprobó la nueva Constitución de la República de Cuba. Desde entonces contamos con una Ley de Leyes avanzada, más parecida al siglo XXI, más comprometida con el país próspero y sostenible al que aspiramos.
Muchos fueron los asuntos intensamente debatidos en centros laborales, barrios y escuelas. Miles de propuestas se recogieron y procesaron. El texto inicial resultó estremecido gracias a la sabiduría popular y acabó refrendado en las urnas.
El deporte, una indudable conquista de la Revolución, presente con fuerza en la Carta Magna cubana desde 1976, mereció cientos de planteamientos y terminó debidamente reflejado en el texto que regirá los destinos de la Isla.
Dentro de los Fundamentos de la política educacional, científica y cultural se reconoce que el «Estado orienta, fomenta y promueve la cultura física, la recreación y el deporte en todas sus manifestaciones, como medio de educación y contribución a la formación integral de las personas». (Artículo 32)
Se trata de un planteamiento medular, humanista, que ubica a la actividad física en el plano exacto: conectada, causante, habilitante del bienestar, el conocimiento y la plenitud del ser humano. Ratifica además el principio universal de «mente sana en cuerpo sano».
Luego puede leerse la idea central del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz a poco del triunfo revolucionario de 1959: «El deporte, derecho del pueblo». No por sabido, por entendido, por logrado, deja de ser trascedente el Artículo 46. De hecho, muchas constituciones en el mundo no cuentan con una idea a priori “elemental”.
«Todas las personas tienen derecho a la vida, la integridad física y moral, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz, la salud, la educación, la cultura, la recreación, el deporte y a su desarrollo integral». Formar parte de esa secuencia posee un valor incalculable.
El Artículo 74 no es solo el más extenso de los referidos a nuestro sector, sino que además engloba los propósitos, las prioridades, el alcance de lo pautado desde los Documentos del VII Congreso del Partido. Es el horizonte, el camino, aquello que debe concretarse.
«Las personas tienen derecho a la educación física, al deporte y a la recreación como elementos esenciales de su calidad de vida. El sistema nacional de educación garantiza la inclusión de la enseñanza y práctica de la educación física y el deporte como parte de la formación integral de la niñez, la adolescencia y la juventud. El Estado crea las condiciones para garantizar los recursos necesarios dedicados a la promoción y práctica del deporte y la recreación del pueblo, así como para la preparación, atención y desarrollo de los talentos deportivos».
Finalmente, los acápites 191, 199 y 201 establecen la responsabilidad, el mandato dado a cada Asamblea Municipal, Administración Municipal y Consejo Popular en lo referido al cumplimiento de las tareas del deporte y la recreación.
Cuenta el sector deportivo entonces, desde la nueva Constitución, con la legitimidad de un derecho, con el reconocimiento de ser estas actividades trascendentales; con una visión que se extiende desde la base, desde la vida cotidiana, hasta el alto rendimiento y la formación especializada. Posee a su favor el mandato del Estado y el Gobierno.
El reto está ahora en legislar y actualizar lo necesario, pero sobre todo en trabajar para que nuestra Ley de Leyes no sea una quimera, no se convierta en tinta muerta.
|