París.- YUNIER Fernández no se conforma con el quinto lugar que alcanzó en par de ocasiones en sus presentaciones en el paratenis de mesa en juegos paralímpicos y ha llegado a esta edición con más ambición que nunca.

No lo contenta siquiera el hecho de que competirá por tercera vez en eventos de este tipo, lo que ya es un hito remarcable.

Luego de su medalla de oro en los Juegos Parapanamericanos de Santiago 2023, dejó claro que manda en la categoría TT1 en el continente, sin embargo, ganarle a los asiáticos le fue esquivo en sus paralímpicos anteriores. 

«Me ha costado mucho trabajo avanzar del quinto puesto en juegos paralímpicos, pero sigo soñando con pasar esa barrera y creo que tengo una muy buena oportunidad en esta ocasión», anuncia con la naturalidad con que ha sabido reponerse a más de un traspiés.

«Eso sería muy lindo para coronar mi larga carrera, no sé si sería el final, pero sí es lo que más anhelo», refuerza evadiendo hablar de despedidas, porque no está listo para aceptar que la vida pase por delante de su ventana sin aceptarle un desafío más entre tantos.

Quien lo conoce le nota algo más apacible: no lo traicionan ya los nervios que le interrumpen frente a la pregunta de un reportero; habla pausado, como si calculara sus palabras. 

Entonces reconoce sin pudor que el aspecto sicológico resultó su Talón de Aquiles en otras oportunidades, y habla del trabajo que realiza con una especialista para mejorar en ese sentido.

«En las participaciones anteriores he perdido con los sudcoreanos, que son los fuertes de mi categoría, enfrentarlos me presionaba mucho, pero gracias a la ayuda de mi sicóloga he logrado mejorar mucho en el aspecto mental», explica.

«Me he preparado muy bien, he tenido la oportunidad de ensayar y ver distintos estilos, espero que todo ello pueda devolver buenos resultados aquí», sentencia con entereza.

Faltan apenas unos días para verle convertido en un remolino delante de la mesa y la net. Uno espera que pueda conseguir ese sueño esta vez, sin embargo, puedo asegurar que el verdadero deleite de Yunier no radica en el resultado, porque verle pelear con los rivales y la vida es un auténtico lujo.