La Habana.- EN EL pequeño pueblo de Herradura, a 114 kilómetros al oeste de La Habana, hoy las calles estaban desiertas desde el mediodía. Todos sus pobladores están atentos a las competencias de lucha grecorromana en los Juegos Olímpicos de París 2024 a través de las pantallas de sus televisores.
La familia de Mijaín López, el gigante de la lucha clásica, se reunió en su hogar para presenciar un momento histórico: la final olímpica en la que buscaba su quinto título consecutivo.
La casa de los López se hizo pequeña para familiares, amigos y vecinos, todos ansiosos por ver a su héroe hacer historia una vez más.
La madre de Mijaín, Leonor Núñez, más conocida por “Mamita”, estuvo entre los que más disfrutaron la ocasión. «Desde que nació supe estaba destinado a la grandeza», comentó feliz.
Aunque partió de predios terrenales, allí también estuvo Bartolo, el padre, recordado por todos, pues no se perdía un fiestón tras los resultados del gran Mijaín.
Igualmente estuvieron sus hermanos Michel, medallista olímpico en boxeo; Misael, exremero, y Yulet Rosalina, la hermana, quien prefirió quedarse en su casa para que nada le impidiera captar los minutos de gloria.
Los sobrinos también formaron parte del jolgorio, entre ellos Mijaíl, de 13 años que estudia en la Eide Ormani Arenado, donde practica precisamente la lucha.
El combate comenzó y la tensión era palpable. Cada movimiento de Mijaín era seguido con atención, y cada punto ganado era celebrado con vítores y aplausos.
Cuando finalmente el árbitro le levantó el brazo en señal de victoria, la casa estalló en júbilo. Lágrimas de alegría corrieron por las mejillas de muchos, mientras se abrazaban y también alzaban sus brazos en señal de triunfo.
«¡Lo logró! ¡Nuestro Mijaín es pentacampeón olímpico!», gritaban los presentes, entre ellos Eumelín González, gobernador en la provincia de Pinar del Río, y Daniellys Sánchez, directora de deportes en el territorio.
El silencio terminó en las calles de Herradura, como prácticamente en toda Cuba por las celebraciones del histórico logro de su hijo predilecto.
Fueron muchas las moradas cubanas en que el jolgorio se extendió hasta altas horas compartiendo historias y recuerdos de la increíble carrera de Mijaín.
Para la familia López esta victoria no solo representa un logro deportivo, sino también un testimonio de la dedicación, el sacrificio y el amor por el deporte que Mijaín ha demostrado a lo largo de los años.
«Estamos muy orgullosos de él», dijo su sobrina Milena, quien fue atleta de balonmano y ahora estudia licenciatura en deporte.
«Es un ejemplo para todos. Hoy demostró una vez más que es el mejor». En Herradura, en Cuba y otros lares el nombre de Mijaín López Núñez es sinónimo de grandeza y perseverancia.
Su quinto título olímpico no solo enriquece el legado, sino que también inspira a presentes y futuras generaciones de cubanos a defender el proyecto iniciado el primero de enero de 1959, liderado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
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