Eugene.- LA ATENCIÓN se centrará, la noche de este lunes, en dos eventos que mucha gloria han dado a Cuba. Cuando se estén celebrando las pruebas de salto de altura para hombres y salto triple para mujeres en el Campeonato Mundial de Atletismo de Oregón 2022, volverán más de un recuerdo a la mente de quienes siguen este deporte en la Isla.

Luis Enrique Zayas y Leyanis Pérez, jóvenes de la actual generación, estarán enfrascados en hacer su historia en especialidades de otroras estelares.

De Santiago de Cuba él, de Pinar del Río ella. Ambos con mucho futuro, pero con retos diferentes en eventos con claros líderes a nivel global. 

Zayas consiguió un quinto puesto en la edición mundialista de Doha 2019 y también se coronó monarca de los Juegos Panamericanos de Lima 2019, exhibiendo una gran forma física.

Así se le vio también el pasado sábado durante la clasificación, cuando apenas tuvo un fallo y se aseguró para una discusión de medallas en que estarán los campeones olímpicos de Tokio 2020, el catarí Mutaz Essa Barshim y el italiano Gianmarco Tamberi.

En la final se parte de cero y nada está seguro para un Zayas que llega con poco roce competitivo en este 2022. Cualquier resultado que se acerque o supere su marca personal al aire libre (2,30 metros) se tomaría como bueno.

Por supuesto, sus aspiraciones personales deben ir más allá. El reto de repetir entre los cinco mejores es grande y lograrlo depende principalmente de él.

Cuba se enorgullece de contar con el recordista mundial de esta especialidad, Javier Sotomayor, quien desde 1988 posee una altura de 2,45 metros que parece no peligrar por ahora.

Sotomayor se impuso dos veces a este nivel, en Stuttgart 1993 y Atenas 1997; y en par de ocasiones finalizó segundo: Tokio 1991 y Gotemburgo 1995.

Juan Francisco Centelles, actual entrenador de Zayas, terminó decimoquinto en Helsinki 1983 y Víctor Moya tuvo dos ubicaciones entre los finalistas: la medalla de plata en Helsinki 2005 y el quinto puesto en Osaka 2007.

El triple salto entre mujeres guarda otros momentos de gloria. Yargelis Savigne figura como la más premiada de la Isla con las coronas en Osaka 2007 y Berlín 2009. Antes había ganado plata en Helsinki 2005 y terminado sexta en Daegu 2011.

Cuba es tierra fértil de triplistas. Niurka Montalvo fue la primera finalista con un cuarto lugar en Sttutgart 1993, año en que se incluyó esta especialidad para mujeres en las citas mundialistas.

Plata de Yamilé Aldama en Sevilla 1999 y cuatro incursiones de Mabel Gay -quinta en París 2003, sin pase a la final en Helsinki 2005, plata en Berlín 2009 y cuarta en Daegu 2011- forman parte de lo sucedido. 

Arianna Martínez, Dailenis Alcántara, Yarianna Martínez y más recientemente Davisleydis Velazco y Liadagmis Povea son otros nombres inscritos en los eventos mundiales, pero sin acceso a las discusiones de medallas.

La última de ellas, Povea, ejemplifica lo complicado que sigue siendo brillar en estas lides. Tres veces ha llegado -Londres 2017, Doha 2019 y Oregón 2022- y nunca consiguió avanzar.

Finalista olímpica en Tokio 2020 y en la lid mundial bajo techo de Belgrado 2022, sus registros sobrepasan los de algunas de las clasificadas a la cercana final, de la que quedó fuera por algunos centímetros.

A Leyanis le toca disfrutar su primera final mundial, vivirla sin la presión de un resultado, tener claro lo que significa debutar en estos escenarios y saltar con la frescura que le caracteriza.

En el triple salto para mujeres, sin temor a equivocaciones, puede señalarse por adelantado la campeona. Tal vez con el primer intento la venezolana Yulimar Rojas resulte inalcanzable para sus rivales. Del segundo puesto hacia atrás cualquier cosa puede suceder, incluso un alegrón cubano.

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