La Habana.- VOLVER a la “tierra” es siempre una ocasión especial aunque solo medien unos meses de separación, y fue lo que más disfrutó Franclyns Piloto, llegado ahora como entrenador de Perú al Campeonato Latinoamericano de tenis de mesa infantil.
Cienfueguero de Rodas, practicó ese deporte desde los nueve años, ya impartió sus conocimientos como colaborador en Venezuela y ahora está al mando de las preselecciones sub-11 y 13 de un país con tradición.
«Tienen resultados en las categorías pequeñas, hace un año fueron campeones sudamericanos y latinoamericanos, y en agosto volvieron a serlo de Sudamérica con seis medallas de oro, dos de plata y cinco de bronce», explicó en un rápido aparte con JIT en la sala deportiva Ramiro Valdés Daussá.
«Sus jugadores tienen talento, en estos momentos la mayor cantidad son de Lima pero también hay de Chiclayo, Arequipa y Cuzco», comenta sobre el grupo de 24 niños y niñas a quienes dedica todo su saber.
Entre ellos destaca Carlos Fernández, ganador de varios títulos en el mencionado sudamericano y de una de las dos plazas recién disputadas en La Habana para el Campeonato de la Esperanza a nivel mundial del 2016.
Piloto precisa que su labor es complicada, en especial porque es el único responsable de esas categorías, aunque reconoce el importante apoyo del portugués jefe de entrenadores Alexander Gómez.
«La formación de los niños allí es totalmente diferente a lo que sucede en Cuba, pues suelen ser muy sobreprotegidos por los padres, y aquí son mucho más independientes y enfrentan la competencia con mucha garra», aseguró sobre el mayor contraste al que se enfrenta.
«Por eso trabajamos mucho en la preparación sicológica, en la actitud, en el deseo de ser campeón, en que se entreguen como lo hacen los cubanos, dándolo todo en la mesa de juego», argumentó.
Para comparar tiene además las experiencias acumuladas en Carababo, una plaza igualmente fuerte en su disciplina donde también laboró con infantes entre el 2007 y 2009.
«Esa fue la primera vez que me enfrenté a estar fuera de Cuba y al trabajo con niños que no conocía», sostuvo sobre un período que también ocupó en completar una Maestría en Cultura Física de la Comunidad.
«Pero de todas maneras si me ponen a escoger lo más difícil es estar lejos, extrañar a mis hijos, a mi esposa…», confesó marcado por la añoranza.
«Sin embargo tengo claro que estoy donde me toca estar, aportando los conocimientos de Cuba y a la vez superándome», aseveró en el cierre del encuentro mientras aprovechaba los aires caribeños respirados durante unos días en su isla.
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