La Habana.- CON MARCADOR de 3-0 cayó el seleccionado cubano ante Estados Unidos en el Campeonato Sub-20 de Concacaf de Honduras 2022.
Un once plagado de ausencias, como las de Dairon Reyes, el goleador Kevin Martin o el mediocampista Eduardo Hernández, entre otros, salió a la cancha del Estadio Nacional de Honduras en Tegucigalpa para enfrentar a los norteamericanos por el liderato del grupo E.
El técnico cubano Yunielys Castillo, tras adelantar el pasado lunes que estaba enfocado en el partido de octavos de final, mostró un equipo alternativo y prefirió dar descanso a sus principales figuras para afrontar el reto de muerte súbita.
A pesar de la goleada no pueden sacarse conclusiones desastrosas de ninguna manera. Primero porque se aprovechó la jornada para mover el banco, luego porque los errores de los antillanos fueron claros y corregibles.
En el primer tiempo el más señalado de los jugadores cubanos fue Roberto Valdez, víctima de tres goles idénticos de Quinn Sullivan, tras ganarle la espalda y quedar solo ante Ismel Morgado.
Algunos retoques en la segunda mitad, luego de un primer tiempo con dominio aplastante para los de las barras y las estrellas, dejaron ver un mejor equipo cubano en la cancha, sobre todo en actitud.
Las lesiones hicieron mella en la escuadra de Castillo, quien debió retirar a Romario Torres cuando todo el volumen de juego pasaba por sus pies. Eso tras abandonar la posición de central e incorporarse a la media cancha.
El mismo Valdez terminó el partido vendado y aquejado de una lesión en su rodilla, sin cambios para sustituirle, lo que obligó a asistirlo en más de una ocasión.
La movida del técnico espirituano abrió el debate sobre su idoneidad. En su favor, quedar primero o segundo del grupo puede resultar intrascendente si llegas al preámbulo del partido clasificatorio a la Copa Mundial Sub-20 de la Fifa de Indonesia 2023 en mejor estado físico.
Otros pensarán que el rival de octavos merecía el sacrificio del cansancio, aun cuando Panamá y El Salvador no terminan por definir el grupo G.
Lo cierto es que el técnico cubano apostó no ir a la disputa con Estados Unidos para rifar el resultado, máxime cuando en las posibilidades estaban la derrota y el cansancio. Esto último habría dejado a los nuestros en una situación en exceso compleja.
El orgullo no pesó y ello ha generado polémica por el hecho subjetivo de la supuesta dinámica perdedora. Castillo sabe que es pura táctica y probablemente sus alumnos lo han entendido.
Verlos en el suelo arrancando unos minutos más al reloj puede dar la medida de que cuando sea preciso este equipo también sabe sufrir.
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