Abrahantes (izquierda) y Ramos. Foto:

La Habana.- EL CUBANO Marvin Abrahantes concretó el acariciado anhelo de unir en una carrera ininterrumpida al balneario de Varadero y La Habana, trayecto de unos 112,7 kilómetros que le tomó poco más de 18 horas.

Abrahantes, de 46 años y médico de profesión, necesitó 18 horas y 43 minutos para cubrir el recorrido con que rompió el récord nacional de ultramaratón, fijado en 106 kilómetros desde 1982 cuando un grupo de corredores partió desde El Morrillo, en Matanzas, hacia la capital.

«Este es un viejo sueño hecho realidad», dijo Abrahantes, visiblemente cansado por el esfuerzo.

El aficionado estuvo acompañado buena parte del trayecto por el maratonista Jesús Ramos, quien abandonó la competencia en el kilómetro 88 y la retomó cuatro kilómetros después como parte de una estrategia para mantener el ritmo de marcha.

Ambos atletas salieron casi a las cinco de la tarde del domingo desde el hotel Meliá Varadero, en la playa azul, para llegar al filo del mediodía de este lunes al Rincón de Guanabo, justo en los límites de la provincia habanera.

Ambos alternaron la carrera con algunos tramos de caminata para ayudar al organismo a recuperarse parcialmente, pues el tiempo prolongado de la marcha les impuso paradas periódicas para la alimentación con frutas, comidas saladas, geles de glucosa, barras de cereales y abundantes cantidades de agua enriquecida con sales de rehidratación.

Las carreras de ultramaratón entrañan un riesgo innegable y someten al organismo a condiciones muy extremas físicas y mentalmente, pero la verdadera proeza de este evento radicó en las particularidades climatológicas imperantes en este período, con una elevada humedad relativa, que por lo general rebasa el 80 por ciento e impide la evaporación del sudor de la piel, principal mecanismo termorregulador del organismo.

De ahí que la I Ultramaratón Varadero-Habana se convirtiera en una verdadera hazaña humana sin precedentes en Cuba.