Pinar del Río.- LA SELECCIÓN cubana enfrenta hoy un nuevo desafío futbolístico, aún cuando el propósito de clasificarse a la hexagonal final de Concacaf rumbo a Catar 2022 se antoja más una fórmula matemática que una perspectiva real.
Probablemente, y por conciencia de ello, el partido ante Islas Vírgenes Británicas se antoja algo más que la mera posibilidad de obtener los primeros puntos en esta eliminatoria.
El seleccionador tiene ante sí una oportunidad de lujo, no solo de probar piezas necesarias, sino de ensayar fórmulas distintas con el mismo fin: el buen juego y la victoria.
Quien conoce al DT Pablo Elier Sánchez entiende de su competitividad, por eso de antemano intuye que saldrá con la vista en la victoria sobre la cancha del Doroteo Guamuch Flores de la capital guatemalteca ante los The Nature Boyz.
No obstante, la posibilidad que ofrece el choque para el modelaje competitivo debería ser aprovechada, sin que el ensayo sacrifique la victoria, sino más bien vaya en su búsqueda.
Un equipo agresivo, que intente jugar cerca de la puerta del rival y con más pólvora, se pinta por los recursos propios y las posibilidades que brinda el contrario. Entendamos que no meterán a los Leones del Caribe en su arco, pues cuentan con mayor solidez defensiva y eso brinda confianza.
En la portería sabemos que la titularidad reposa en los guantes de Sandy Sánchez. No obstante, más allá de sus imprecisiones en los partidos anteriores, la tarde invita a ofrecer oportunidades a Nelson Johnston o Elier Pozo.
En la defensa la adición de Modesto Méndez, quien juega en Estados Unidos, hace pensar en la variante de ofrecerle un puesto. De un lado su versatilidad y la de Yosel Piedra, quienes pueden reacomodarse a la banda o a la contención indistintamente, y de otro el largo viaje desde Europa de Carlos Vázquez quizá lo garanticen.
Piedra y Corrales sí parecen fijos en cualquier esquema, mientras Morejón tiene grandes posibilidades de ver acción pese a que su performance se antoja más defensivo y se requiere más desdoble y acompañamiento ofensivo por el carril diestro, tarea aún pendiente para el jovencito.
En la media cancha la expectativa depende del parado del estratega pinareño. Si opta finalmente por el habitual 4-4-2 para imponer un sistema o si adopta otra forma en aras se adecuarse al rival. Cualquiera que sea la apuesta, la incógnita recae sobre la presencia del debutante Davide Incerti.
El joven que llevará el dorsal 8 viene también de un largo viaje transatlántico y a solo horas del partido es duda su forma y acople al plantel. La prisa en este caso no es portadora de buenos dividendos y para el próximo compromiso ante San Vicente podría acumular más argumentos su inclusión definitiva.
El mismo caso afecta a Onel y William Pozo. El primero es sin dudas el futbolista cubano de más nivel y su determinación de representar a su país le hicieron protagonista de una gesta épica que debería llamar a la conciencia de cualquier otro jugador en cualquier nivel y estatus. El segundo es una promesa de altos quilates con perspectivas de convertirse en fundamental en esta escuadra.
Ambos requieren una evaluación de los riesgos y beneficios, más allá de posturas populares que exigen acríticamente ideas sustentadas en la pasión y desprovistas de rigor técnico. La decisión y los argumentos están en manos del colectivo técnico.
Una inclusión que ilusiona y muy probablemente veremos vestido de corto en el césped del Doroteo es la de Dayron Reyes. La frescura del muchacho del Fort Lauderdale le garantiza dividendos y oportunidades de sobra para estar en este y en cualquier plantel por su aporte ofensivo.
Seguramente, cualesquiera que elija el DT de la absoluta cubana estaremos viendo un juego vistoso y entretenido como el que hace tiempo sueña la afición cubana. Pero lo más importante sobre todas las cosas: probablemente en unas horas la selección cubana de fútbol estará celebrando el inicio de un camino de victorias en el área, que más que deseado es necesario.
|