Madrid.- EL COMITÉ Olímpico Internacional (COI) refrendó hoy la validez del empoderamiento de los equipos de refugiados, un incentivo para amparar a personas que huyen de guerras y conflictos.
También uno de los mayores legados del alemán Thomas Bach, quien entregará próximamente la presidencia del COI a la zimbabuense Kirsty Coventry.
En una conferencia telemática vía Zoom, a la que fue invitada la Agencia Prensa Latina, Bach recordó con emoción cuando viajó a Nueva York para impulsar en Naciones Unidas la idea de dar mayor visibilidad y presencia a los deportistas que se encontraban en la condición de refugiados.
«Cuando se logró el apoyo a la iniciativa y nos enfocábamos en el estreno de una delegación de atletas refugiados, nos enfrentábamos a otros retos, como determinar el grupo, trasladarlo desde distintos lugares del mundo y facilitarle las cosas», recordó Bach en Lausana, Suiza.
Fueron los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 los pioneros en acoger a la comitiva de refugiados, apenas una decena de deportistas, básicamente de Sudán del Sur, Siria, Iraq y Etiopía.
Yusra Mandini fue una de las figuras más conocidas internacionalmente. La nadadora siria logró participar en las citas de Río de Janeiro y de Tokio, en su especialidad de los 100 metros mariposa.
«Mi sueño era ser deportista olímpica y pude cumplirlo, gracias en gran medida al respaldo que recibí del propio presidente Bach. Siempre tuve el sueño, me inspiraba la figura de Michael Phelps y ahora retirada, quiero ayudar a los que vienen de la mejor forma posible», comentó Mandini desde Berlín, donde reside actualmente.
«En ocasiones pensamos en las medallas, en el resultado, pero creo que es importante acceder a oportunidades que antes no teníamos, estudiar, formarnos como personas y dotar a mucha gente de un hálito de esperanza», añadió.
Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), subrayó que en casi 10 años de labor, la experiencia con los deportistas en esta categoría regala momentos extraordinarios y ofrece una segunda oportunidad de vida a los beneficiarios.
«Llegan con un enorme trauma psicológico, con miedo, y de pronto, vuelven a recuperar el deseo de luchar por nuevos objetivos, en un ámbito como el deporte que si bien es competitivo, igualmente genera valores, principios, y educa», apuntó Grandi.
Bach, al hacer un balance de la actividad, tuvo elogios para la Fundación Olímpica para los Refugiados (ORF, por sus siglas en inglés) y su papel en respaldar las 100 becas que concede el COI a este grupo de atletas, y además, a 2800 entrenadores. Señaló, asimismo, que, de conjunto, el COI y la Acnur se complementan en una inversión de 25 millones de dólares destinados a la educación, suplementos deportivos, instalaciones y preparación, aplicables a la situación actual en el mundo con los problemas migratorios.
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