La Habana.- LA ANFITRIONA Alemania consiguió este domingo un empate 1-1 in extremis ante Suiza, en el último partido de la fase de grupos de la Eurocopa de Fútbol 2024.

Las Cruces Rojas metieron en problemas a la Mannschaft a golpe de orden y atrevimiento, hasta quedar a pocos minutos de llevarse la victoria y el liderato del grupo A gracias al gol de Dan Ndoye en el minuto 27.

Los teutones intentaban recuperar el primer puesto, sin importarles que por ese lado del organigrama se encontrarán presumiblemente en cuartos de final con España. 

Sabe Nagelsmann que para levantar la copa deben ganarle a todos y no especuló con la posibilidad de andar por caminos más cortos y menos engorrosos. 

Toni Kroos y Joshua Kimmich entendieron, ante el escaso margen dejado por las líneas suizas, que debían colgar centros al área, pero allí también los rojos se defendían con criterio. 

Lo peor para los alemanes radicaba en que necesitaban dejar espacios en la retaguardia, adelantada en la ofensiva para recuperar el terreno perdido. 

Rüdiger y Tah vivieron una odisea intentando frenar las “navajas suizas” que intentaban herir a fuerza de velocidad y pocos toques. Y a duras penas lo lograban.

Apretó el local en el segundo tiempo y casi resiste Suiza con su puerta incólume, de no ser por el rescatista Füllkrug, quien llegó faltando un cuarto de hora para el final y sentenció con un misil aire-tierra, tras el centro colgado por Raum en el tiempo añadido.

El ejercicio demostró que esta Alemania no es invencible, pero también que nunca se dan por vencidos mientras no acabe el tiempo, que es lo mismo que decir mientras haya vida.

En el mismo grupo, Hungría notó que Escocia especulaba con el dominio prolijo de la pelota, como si el empate les sirviera de algo.

Parecía parte del plan maniobrar con un punto inservible, tras las cuentas sacadas con una calculadora defectuosa. 

Tuvieron los escoceses el balón a su antojo. Combinaban pases inoperantes e inofensivos, porque no llegaron a la puerta rival, y mover la pelota sin peligro era una renuncia a la confrontación, que no tardó en interpretar el rival. 

Eso sí, demoraron los húngaros en conseguir el golpe mortal. Kevin Csoboth entró a la cancha cuando casi se anunciaba el tiempo de reposición. Mas el principal entendió que debía posponer el desenlace y el sustituto consiguió el gol de la victoria cuando el reloj marcaba el minuto 100.

Total, que a los escoceses les servía el empate para lo mismo que la derrota: quedar eliminados.

En cambio, a sus rivales les acomodó para aspirar a la supervivencia como uno de los mejores terceros lugares. Aunque con solo tres puntos y la misma cifra de goles en contra en el balance, deben ponerse a rezar desde ahora.