Santiago de Chile.- LORENZO Pérez se resiste al paso del tiempo: cuatro juegos parapanamericanos y todavía tiene fuerzas para ganar medallas.

Llegó acá con un compromiso ante quienes confiaron en él y prefiere no defraudar. Detrás quedaron tiempos inciertos que se esfumaron con fuerza de voluntad y el talento extraordinario que no pierde. 

A cualquiera que no entienda el difícil reto de ganar le costará valorar el tránsito épico desde la primera vez que subió a un podio en esta lides hasta la más reciente. 

Con esta suman cuatro ediciones en la élite, escalando peldaños y engrosando una envidiable hoja de servicios que será difícil de igualar.

De eso trata su existencia, de superar la adversidad y reírse de la dificultad, como lo hizo después de nadar con el corazón los 100 metros en la alberca del Complejo Acuático del Parque Estadio Nacional de Chile. 

Apenas salió de la piscina fue rápido a agradecer a tanta gente como pudo. Tal agradecimiento le ensancha el pecho ya hinchado por la carrera ardua.

Por agradecer, dedicó el triunfo a su familia, a sus entrenadores, a los médicos que resolvieron otra vez la afrenta del inmovilismo... 

«Fue una prueba muy agotadora. No me sentía así desde el año 2015. En aquella ocasión llegué tan extenuado que no percibí que había impuesto el récord del mundo», comparó sin temor a exagerar.

«Me pone muy feliz esta medalla. Se impone algo que es más fuerte que todas las cosas: la voluntad», aseguró sin falso orgullo.

Con 37 años de edad, muchos hubieran cambiado el rol, pero su voluntad le mantiene aferrado al sueño de llegar a los Juegos Paralímpicos de París 2024.

Para ello piensa esforzarse sin descanso, como todos estos años. Quizá así noten que el sueño ambicioso es tan posible como real. Entonces sabrán, quienes le vean salir otra vez con su determinación peculiar, que anhelo es al propósito como sacrificio al éxito.

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