Santiago de Chile.- VEINTE años, en el deporte, es mucho tiempo. La memoria se pierde, o puede...

Pero este jueves, cuando Jorge Luis Alayo y Noslen Díaz se clasificaron a la final del voleibol de playa en los XIX Juegos Panamericanos, muchos recordamos que habían pasado dos décadas desde la gesta dorada de Francisco Álvarez Cutiño y Juan Rosell Milanés en Santo Domingo 2003.

Por eso, quizá, Alayo remató a todo en el último punto, abrazó a su compañero en la arena y corrió desenfrenado hacia la grada, allá bien alto, para abrazar a su entrenador Cutiño, quien un día antes había reconocido su deseo de ganar aquí para bien del voleibol de playa en la Isla y de sus muchachos.

Puede decirse, sin temor a dudas, que los cubanos arrollaron a los estadounidenses Michael Webber y St. John Smith Hagen. Los parciales de 21-15 y 21-13 lo expresan a las claras.

Califica esa como la quinta victoria de los antillanos en esta lid, tras las tres de la fase de grupo y las correspondientes a los cruces de cuartos de final y semifinal.

Entre esas sonrisas hay una muy importante, la lograda ante los brasileños Souto y Loyola, quienes hoy tiraron un “chubasco de agua fría” sobre la cancha principal ubicada en la municipalidad de Peñalolén… Despacharon en la otra semifinal, en dos mangas, a los primos Grimalt, ídolos locales y campeones defensores.

Los cubanos fueron mejores en casi todo, a decir en ataque (22-15), bloqueo (2-1) y errores propios (12 por 18 los contrarios). También dominaron anímicamente el partido, de principio a fin. Los norteños apenas mandaron en puntos directos por servicio (7-2).

Alayo aportó 18 tantos, distribuidos en 16 por ataque y dos con bloqueos. Díaz agregó seis remates efectivos. Por los estadounidenses, Webber marcó 13 unidades.

«Muy contento, feliz, emocionado por llegar hasta aquí. Son mis primeros juegos panamericanos y entrar a la final es increíble. Esperábamos un partido más reñido, pero trazamos una buena estrategia y salió la victoria. Tratamos de desgastarlos con saques flojos y cortos, para variar el sistema de juego. Hoy me concentré más, traté de ir jugada a jugada», señaló Díaz a Radio Rebelde.

«Agradecer al pueblo cubano, a mi familia, al profesor Álvarez Cutiño y a todos los que nos han apoyado. No puedo describir lo que siento, es una gran emoción. Ha sido lo más grande de mi carrera y vamos a salir mañana (viernes) con todo a por la victoria. Esperen lo mejor en la cancha», dijo inicialmente el capitán Alayo.

«A esa dupla norteamericana la hemos estudiado bien. Tiene calidad, pero supimos neutralizarla. Este era un partido muy importante, incluso más que la final. Aquí ya asegurábamos el podio. Había que dejarlo todo y tirar hacia adelante», agregó.

Sobre el abrazo con Cutiño expresó… «Fue un impulso, nada planeado, pero él merece esta oportunidad como entrenador».