La Habana.- EL PÚBLICO presente en la Sala Polivalente Ramón Fonst esperó de pie los segundos finales para reverenciar a los nuevos reyes del baloncesto en Cuba. 

Un par de posesiones no alcanzarían para borrar los 10 puntos de ventaja que señalaba la pizarra y el equipo Capitalinos esperaba apenas que caminara el reloj, un mero formalismo después de dos contundentes victorias frente a Santiago de Cuba en la final de la Liga Superior Masculina de Baloncesto 2023 en la Sala Polivalente Alejandro Urgellés.

En la instalación habanera los Halcones mostraron otra cara, la del desespero y la angustia, porque ni siquiera la ventaja de 22-16 del primer cuarto conformaba a un equipo que sufrió siempre en los finales. 

Hacía falta mucho más que seis puntos para llenarse de calma, acaso la encomienda de ganar tres juegos fuera de casa resulta un lastre demasiado áspero para transitar, no importa cómo se llame el equipo.

A medio tiempo una luz roja les señaló una tendencia conocida y temida a la misma vez. El 22-18 favorable a los locales recortaba la distancia a dos puntos y desataba el fantasma de la remontada en el recinto de tantas glorias para los azules.

¿Cómo no iban a remontar la tarde espléndida en que Héctor Martinto quiso enseñar que de casta le viene al galgo? 

El siete habanero exhibió su apellido ilustre desde la larga distancia compilando un excelente 50 % de efectividad, cuatro triples en ocho intentos y 24 puntos, el mejor anotador de todos. 

Pero, actuación de Martinto aparte, si hubo un líder en toda la línea fue Neysser Coutín con su doble-doble de 19 puntos y 12 rebotes, nueve de esos defendiendo su aro.

Mención aparte merece Joan Gutiérrez, quien quedó a dos asistencias del triple-doble luego de alcanzar los 10 puntos e igual cantidad de rebotes.

Por otra parte, mientras los de casa borraban la ventaja contraria y la hacían suya, no aparecía Esteban Martínez, abandonado por la efectividad a un pobre 25 % en tiros de campo (3 de 12), por lo que quedó en apenas 13 puntos, mucho menos de lo que su enorme talento acostumbró a sus parciales.

El tercer cuarto (23-14) se tornó lapidario y cayó el ánimo en los santiagueros, conscientes del desenlace. En la medida en que lo aceptaron les corrieron los minutos como a un enfermo sin cura.

Una canasta en los últimos segundos maquilló el 77-69 final. Luego llegó la euforia de los azules y también el llanto de emoción. En el abrazo de Reinier Muñiz a los suyos estaban tambien las manos de Rafael Cairo, el veterano entrenador a quien la muerte le sorprendió en medio de la contienda y a quien fue dedicado el título.

El Tren Azul levantó otro trofeo, el octavo en la rica historia de este equipo. Por delante quedan aún los Búfalos de Ciego de Ávila con 10, pero estos jóvenes hacen pensar que su talento es mayor que esa distancia. 

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