La Habana.- EL CAMPEONATO Mundial de Judo de Doha 2023, en Catar, confirmó que cada vez más naciones crecen en calidad.

Sin embargo, Francia y Japón observan desde el pináculo el esfuerzo de quienes intentan pero no alcanzan a incomodarlos si del torneo por equipos se trata.

Tanto es así que las cuatro finales más recientes de la lid mundial por equipos mixtos no vio otros contendientes que esos eternos rivales, como tampoco coronó a otro campeón que no fuera Japón.

Probablemente a los asiáticos todavía les incomode que su rival más enconado les venció en la final olímpica de Tokio 2020, en su propia casa. Sin embargo, la historia en las justas mundiales les mantiene intocables.

Los galos amenazaron con destronar a los de la Tierra del Sol Naciente. Llegaron primero a tres victorias. Nunca ganaron más de dos combates en las seis disputas grupales celebradas.

En solo 20 segundos Joan-Benjamin Gaba derrotó al excampeón del mundo Soichi Hashimoto con una proyección de uchi-mata que significó el inapelable ippon en los 73 kg.

Margaux Pinot continuó la senda triunfal nada menos que frente a la campeona de los 70 kg, Saki Niizoe, coronada hace un par de días.

Goki Tajima rescató una victoria para Japón frente a Ngayap Hambou, antes de que Coralie Hayme pusiera contra las cuerdas a los asiáticos. 

Con 3-1 no había margen de error para los japoneses, que vieron recuperar terreno mediante Tatsuru Saito, hijo de la leyenda del judo Hiroshi Saito.

Sarah-Léonie Cysique salió a buscar la victoria frente a la subcampeona de esta edición en los 57 kg, Haruka Funakubo, e hizo celebrar por anticipado a la grada con un uchi-mata que valió waza-ari. Luego, la reacción de la japonesa no se hizo esperar y logró vencer por ippon a Cysique con una técnica de inmovilización.

Con el pareo igualado a tres victorias, el sorteo indicó la definición en la categoría de 70 kg, en la cual Pinot y Niizoe se volverían a ver sobre el tatami.

La francesa salió impetuosa, pero tres errores en ataque la condenaron por shidos, lo que valió el hansoku-make para la japonesa y la medalla de oro para el equipo asiático por cuarta ocasión consecutiva ante Francia. 

Cuba se despidió temprano de este torneo por equipos mixtos, al caer ante Países Bajos cerradamente. El cotejo empezó con victoria sin sudor para los europeos, luego de que Idalys Ortiz no se presentara tras resentirse de una lesión en uno de sus codos.

A ello le sucedieron tres triunfos en línea de Andy Granda (+90 kg), Arnaes Odelín (57 kg) y Magdiel Estrada (73 kg), que pusieron en buena posición a la Mayor de las Antillas.

Una victoria separaba a Cuba de pasar a la siguiente ronda, pero Maylín del Toro debió toparse con la multimedallista mundial y medallista olímpica Sanne Van Dijke en los 70 kg, un peso por encima al de la cubana. El desenlace fue desfavorable para ella. 

Por último, Iván Silva tenía en sus manos la definición frente al 90 kg neerlandés Noel Van T End, a quien había derrotado en el torneo individual. La condición del matancero no era la misma de entonces, con par de dedos inmovilizados, y cayó fácilmente.

Con empate a tres, la decisión recayó también en los 90 kg y devino la crónica de una derrota anticipada para Cuba. Por más que se esforzó nuevamente, Silva no consiguió inquietar al europeo y ahí quedaron las aspiraciones de avanzar. Eso sí, con paréntesis para la vergüenza deportiva y el coraje del subcampeón del mundo.

Los neerlandeses demostraron que su victoria ante Cuba no fue producto de la casualidad, llevándose junto a Georgia las medallas bronceadas.