La Habana.- LA MUJER que en 1987 ganó la media maratón de la justa considerada génesis de Marabana siente cómo la adrenalina se adueña de su cuerpo de ébano con tan solo hablarle del certamen que la encumbró.

Dueña del primado nacional de la maratón desde 1992 (2:36:35), muestra con su perenne sonrisa lo que representa ser continuadora del mítico “Andarín” Carvajal, el primer cubano reconocido internacionalmente en el agotador recorrido.

«Correr ha sido mi vida, incluso cuando practicaba baloncesto o voleibol, que fueron mis pasiones antes de ser maratonista», dice a sus 48 años la guantanamera Emperatriz Wilson Traba en aparte con JIT.

Por cierto, el diálogo se produce durante uno de los homenajes que recibe por estos días en que la principal convocatoria pedestre de la isla cumple tres décadas.

«Comencé en el atletismo en distancias como 100 y 400 metros, y fue en 1986 cuando incursioné en mi primera media maratón», expresa recreando en la memoria aquellos días en que vivía luna de miel con pistas y carreteras.

«A las cinco y media de la mañana ya estaba trotando por las calles, y aunque a veces los fuertes entrenamientos me hacían una protestona mi “profe” Rigoberto Mendoza (campeón centroamericano) me convencía del sacrificio que se precisa para reinar», añade.

«El mayor estímulo representó cuando Vilma Espín, presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas, me entregó la Giraldilla de La Habana. Imagínate, el Comandante Fidel me tocó la cabeza y me preguntó “¿Cómo tú, tan chiquita, puedes correr así? Eres una gacela”. Me quedé sin habla y solo pude reaccionar dándole un beso y mirarlo», cuenta emocionada.

En su palmarés resaltan medallas de bronce en los Juegos Panamericanos de La Habana 1991 y los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Ponce 1993, además de ser octava en los Juegos Panamericanos de Santo Domingo 2003.

«Nunca me he retirado oficialmente. Dejé de correr por una molestia entre la ingle y el muslo. Eso me hizo decir adiós, pero en general estoy como el Caguairán», expresa sonriente.

La hoy jueza de Marabana asume su función con la misma humildad que cuando exhibió la resistencia y fuerza de la mujer cubana en diferentes escenarios del mundo.

«El único gran maratón que me faltó fue el de Rótterdam, y no lo hice por lo mismo que cuando clasifiqué para los Juegos Olímpicos de Sydney y Atlanta que cumplía con otros compromisos», puntualiza.

«Marabana es de mis grandes amores. Prácticamente nací con él y estuve en varios. Lo he visto crecer y siento que tiene un gran reconocimiento internacional, desde su lugar entre los mejores de América», recalca la 10 veces reina de la justa habanera (seis media maratón y cuatro maratón).

Observen en esta cronología las ocasiones en que la destacada atleta dominó en este escenario.