La Habana.- UNA VEZ concluido el Campeonato Nacional femenino de voleibol, del primero al 15 de diciembre en Camagüey, serán conformadas las nuevas preselecciones cubanas juvenil y de mayores.
En la actualidad 35 deportistas de ambas categorías entrenan en la Escuela Nacional de esa disciplina, convocadas todas para la lid en tierra agramontina.
Según el criterio del director técnico Roberto García, compondrán los preseleccionados aquellas de más elevados rendimientos en el certamen.
Mucha falta le hace al voleibol que esta exigencia señalada por García se cumpla a pie firme, pues solo así habrá una saludable puja por integrar los elencos del patio, cuando conocemos que La Habana será sede de la Copa Panamericana Sub-18 en marzo del próximo año.
Exigir la calidad y entrega diaria a los entrenamientos es la única manera de evitar que voleibolistas de cierto renombre en los planteles de casa se acomoden, porque presumen que detrás de ellas no existen quienes puedan sustituirlas en la formación regular.
Ese ha sido un mal que en los últimos tiempos aqueja a los conjuntos cubanos, como quedó demostrado en el Grand Prix 2016, donde más de una en la que se habían depositado grandes esperanzas no rindió lo esperado.
El Campeonato Nacional será nuevamente una justa corta en su calendario, pero si hoy no existen condiciones materiales para fomentar una Liga de mayor duración, el evento de Camagüey ofrecerá las primeras señales de cuáles muchachas están en condiciones de acometer la renovación para el actual cuatrienio.
Tomada la decisión de no participar en el venidero Grand Prix 2017 debido a la baja calidad mostrada por el cuadro en las últimas dos ediciones de ese evento, la escuadra cubana de momento solo tiene en el futuro inmediato la Copa Panamericana de junio en Perú y el Mundial Sub-23, en Eslovenia, para el mes de agosto. (Tomado de Granma)
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