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Beijing.- A QUIENES la conocen no les resultará difícil imaginar cuánto anda disfrutando María Caridad el Campeonato Mundial de atletismo que se celebra aquí.

Por momentos da la sensación de que desearía entrar al campo del Nido de Pájaros y lanzar la jabalina como hace más de 30 años.

Pero como el tiempo no puede borrarse y las máquinas para viajar en él solo existen en la ficción, la campeona olímpica de Moscú 1980 se contenta con presenciar cada jornada y asesorar a su joven compatriota Yulenmis Aguilar.

«El otro día me puse su “pincho” derecho para hacerle la demostración de un movimiento y fue una sensación divina», asegura perdida en los recuerdos devueltos por esa escena, porque la jabalina sigue siendo su vida.

«La veo entrenando y quisiera ponerme a lanzar. Me llegan deseos de ser joven y competir otra vez, porque eso no se olvida nunca», dice con añoranza esta “guajira” cubana que no ha perdido su esencia de persona sencilla.

Caminar junto a ella por el gigantesco recinto es sentir su pasión por el deporte y el diálogo permite acercarse de primera mano a su deseo no cumplido de un lauro en justas a este nivel.

«Me hubiera gustado ganar una medalla. Participé en el primer mundial, en Helsinki´83, y no me encontraba en mi mejor momento. No hubiera ganado porque estaba duro, hubo una importante explosión de lanzadoras entonces», valora sobre la cita en la que terminó octava.

«No estaba recuperada de una lesión que arrastraba desde antes y todavía me acompaña, además fueron días difíciles, de mucha lluvia, y eso no me ayudó», añade.

La finesa Tiina Lillak reinó con 70,82 metros y María Caridad quedó en solo 62,04, lejos de los 68,40 con que se convirtió en la primera latinoamericana dueña del liderazgo bajo los cinco aros.

Pero no todo gira alrededor de aquel propósito insatisfecho, porque acaba de ser reelecta miembro del Comité Femenino de la Federación Internacional, un puesto desde el que se empeña en contribuir al desarrollo de la disciplina en Cuba y otros países de Centroamérica.

«Creo que esta reelección premia mis resultados como atleta, esas medallas que logré, y pienso que es importante para el deporte cubano, que es en definitiva el que merece el reconocimiento, y para el trabajo de nuestra federación», asevara.

«En mi persona están representadas todas las mujeres del atletismo y las cubanas en especial», sostiene antes de explicar que se impulsan proyectos importantes para el área, donde no siempre las féminas disponen de las condiciones a su favor.

«Las cubanas tenemos el privilegio de no sufrir abusos, de ser mujeres integradas, pero todavía nos falta trabajar más para potenciar algunos eventos, como la propia jabalina o la velocidad», concluyó.