Xalapa.- DESDE su fundación el 20 de septiembre de 1925 el escenario que acoge el atletismo de los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe sorprendió por su innovadora arquitectura.

Entonces los entendidos destacaron el inteligente aprovechamiento de la topografía y la ornamentación vanguardista de sus gradas y columnas, concebida en plena armonía con relieves de figuras del clasicismo.

Se cuenta que el arquitecto Modesto Roland trabajó día y noche para concretar su proyecto, matizado por la aplicación del concreto armado, innovador recurso que cobraría auge a partir de esos años.

El especialista sacó excelente provecho a una hondonada natural a partir del acondicionamiento de la colina sobre la que se erige la instalación, inspirada en el modelo de los estadios griegos de la antigüedad.

Una columnata con estatuas de estilo neoclasicista cierra la pista del lado opuesto del graderío y tributa al toque especial percibido por el visitante.

Ahora, como es lógico, exhibe una imagen más moderna, pero se conserva apegado a sus orígenes aunque las columnas fueron movidas en función de ganar espacio y algún puritano decidió suprimir los relieves de desnudos griegos inicialmente colocados en el palco de honor.

En varios estudios lo comparan con los escenarios atléticos de la antigüedad, le asignan la condición de más bello de América y lo colocan entre los 10 de mayores atractivos del mundo.

Pero más allá de esas u otras apreciaciones lo cierto es que proyecta una magia especial que ayuda a sobreponerse al frío imperante por estos días en que otra vez centra las miradas de muchos.