Camagüey.- A TONO con lo sucedido a buena parte de sus colegas, Genny Gallardo Rodríguez se acercó al boxeo animado por el sueño de brillar como atleta, pero tras su última temporada en las filas juveniles dijo adiós a la actividad competitiva.

«Decidí enfocarme en los estudios, con el propósito de hacer una carrera, y fue así que me incliné por un curso para profesores integrales de secundaria básica, en La Habana», recordó el ahora Árbitro Internacional.

«Fue mi respuesta a un llamado del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. Terminé por graduarme como licenciado en educación y ejercí durante ocho años», añadió este avileño de 38 años de edad, designado para la reciente final de la serie nacional.

Luego desempeñó otras labores, pero el “bichito” del pugilismo nunca se le apartó y en la actualidad alterna sus funciones en un comercio con el placer que le genera desempeñarse sobre o junto a los cuadriláteros.

Al respecto aceptó dialogar con JIT, que se lo solicitó tras conocer de su progresión profesional y quiso saber de las experiencias y los retos que le motivan luego de 16 años de impartir justicia.

¿Alguna vez pensó en el arbitraje en su época como púgil? 

Realmente fue una motivación que surgió después, cuando ya impartía clases en una secundaria. Comencé a asistir a la academia, vinculándome a esa labor como contribución a la preparación de los muchachos que se entrenaban allí.

Pero necesitó superación... 

En la misma medida en que me convencí de la seriedad de ese interés me inserté en cursos provinciales y nacionales mientras trabajaba en eventos de diferentes niveles. En 2018 hice realidad el sueño de alcanzar la categoría de Árbitro Internacional.

¿Recuerda alguna decisión que le perjudicara como atleta?

No, en mi caso no fui víctima de injusticia alguna, aunque reconozco que tampoco imaginaba en toda su magnitud lo que se siente desde la posición del árbitro.

Hablemos de la preparación...

Muy importante en los órdenes físico y teórico, o sea hay que llevarlas a la par, estudiar minuciosamente el reglamento, estar al tanto de sus cambios y entrenarse mentalmente para cualquiera de las muchas situaciones que pueden surgir.

¿La máquina o la boleta?

La máquina, sin dudas, porque permite concentrase totalmente desde que llegas a la mesa, con la única preocupación de accionar el botón correspondiente al que consideres ganador. La boleta exige hacer anotaciones que van desde nombres y apellidos de los atletas hasta la procedencia de estos.

¿Cree haber tomado alguna decisión equivocada?

De lo que estoy convenido es que enfrento cada pelea completamente centrado, empeñado en no cometer errores, dando prioridad a los principales criterios que deben regir nuestra labor, o sea golpes efectivos, competitividad, etc.

¿Y cuando es el único que vota por un atleta? 

A todos nos ha tocado y siempre queda la duda, determinada incertidumbre, pero lo importante es estar consciente de que lo hiciste desde una posición imparcial, respetando al atleta y sus entrenadores, quienes se preparan duro para cada pelea.

¿Cómo intenta perfeccionar su labor?

Es necesario autoevaluarse y analizar a fondo las valoraciones que otros compañeros hacen de nuestro trabajo, para llegar a las conclusiones más objetivas sobre la efectividad del mismo. También son muy positivos los intercambios que sostenemos al cierre de cada cartel o competencia, porque se produce un diálogo que contribuye a la unificación de criterios, a nuestra calidad.

No siempre se explica bien que tirar más no garantiza ganar…

Eso tiene que ver con los criterios de votación, el primero de los cuales es la efectividad del golpeo, porque a pesar del entusiasmo del público una gran ofensiva puede incluir manotazos o acciones que terminen en la guardia del contrario o no impacten con la claridad necesaria para ser validadas.

¿Y cuándo se actúa como árbitro?

No hay diferencia en cuanto a la concentración necesaria. Desde que subes al ring hay que estar completamente al tanto del escenario y otros muchos detalles… Las cuerdas, los esquineros, el uso de los protectores y el vestuario por parte de las atletas, el comportamiento de los entrenadores, y por supuesto las reglas que rigen las peleas, porque cada una puede demandar de manera diferente.

¿Entonces cuál sería la clave?

Prepararse, estudiar, saber que para un árbitro el aprendizaje nunca termina. Sucede como en la medicina, siempre estamos sujetos a situaciones novedosas que exigen respuestas inmediatas, en nuestro caso sin posibilidades de consultar a otros.