Tokio.- DOS CASOS de dopaje y una denuncia al respecto, al menos, sacuden los Juegos de la XXXII Olimpiada.

El velocista keniano Mark Odhiambo ha dado positivo a un esteroide anabólico, según indicó la Agencia de Controles Internacionales (ITA) el sábado 31 de julio.

El corredor fue suspendido inmediatamente de las eliminatorias masculinas de 100 metros planos. La muestra había sido tomada el 28 de julio en esta ciudad.

Casi al mismo tiempo, la nigeriana Blessing Okagbare quedó fuera de la lid tras un control positivo por hormona de crecimiento humana. Ya había ganado su heat eliminatorio del hectómetro.

Ese hecho sobreviene en el tiempo a un anuncio de la Agencia de Integridad Atlética (AIU), que previo a esta cita identificó a 10 atletas nigerianos como incumplidores de los requerimientos mínimos antidopaje. Por supuesto, no pudieron viajar hasta acá.

El otro suceso tiene que ver con la denuncia del nadador estadounidense Ryan Murphy, campeón olímpico en Río de Janeiro 2016 en 100 y 200 metros espalda.

El norteño acusó a Rusia de dopaje tras perder la medalla dorada en ambas pruebas con el representante de ese país Evgeny Rylov.

El Comité Olímpico Ruso, bajo cuya bandera compiten los atletas del gigante euroasiático, reaccionó con una fina ironía...

«Qué insoportables son nuestras victorias para algunos de nuestros colegas. Les guste o no les guste... El viejo órgano ha empezado a tocar de nuevo la pieza sobre el dopaje ruso mediante las voces de los deportistas ofendidos por las derrotas».

Bueno… de fino le falta un poco, la verdad. También Rylov le respondió a su “víctima” en la alberca: «Ryan tiene el derecho a pensar como quiera y a decir lo que dice. Hoy estamos en el presente, no vivimos en el pasado ni el en futuro».