LA PROACTIVIDAD es una actitud propia de la persona, mediante la cual gana protagonismo y asume plenamente el control de su conducta.
Esta cualidad implica llevar a cabo acciones audaces y creativas que generan mejoras, propiciando la libertad de elección sobre las circunstancias del contexto.
No significa, simplemente, tomar la iniciativa, sino asumir la responsabilidad de permitir que sucedan las cosas. Implica decidir qué y cómo obrar.
El vocablo, reconocido por la Real Academia de la Lengua Española, significa en su acepción principal «tomar activamente el control y decidir qué hacer en cada momento, anticipándose a los acontecimientos».
Los sujetos proactivos se mueven por una escala de valores meticulosamente seleccionada y meditada. Pueden ocurrir muchos eventos de diferente naturaleza a su alrededor, pero ellos siempre serán dueños de la situación y decidirán cómo reaccionar a tales estímulos.
Centran sus esfuerzos en su círculo de influencias y se dedican a las tareas en que tengan la posibilidad de aportar algo. Su energía es positiva, por lo que pueden ampliar dicho círculo sistemáticamente.
La proactividad representa una virtud adicional para los atletas, y quienes la poseen exhiben un alto nivel de responsabilidad ante su vida y carrera.
En esos casos se sabe anteponer los valores a los sentimientos; y son tan felices como deseen, encontrando placer y satisfacción en la disciplina y actividad física que practican.
Los atletas proactivos son maestros en el arte de la autorregulación de la conducta. Difícilmente abandonan su zona de confort y concentración, otorgándole prioridad a sus sueños y objetivos.
El alto rendimiento exige el establecimiento de elevadas metas una tras otra. En ese largo y angosto camino que conduce al éxito, la proactividad desempeña un papel fundamental.
Eso resulta bastante diferente a lo que sucede con los individuos reactivos, usualmente afectados por las circunstancias y el medio social, al punto de que solo se sienten a gusto si su ambiente está del todo bien.
Obviamente, para los deportistas tampoco existen condiciones ideales inamovibles, así que su proactividad deviene recurso indispensable para fraguar los triunfos.
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