La Habana.- EL CAPITÁN del Ejército Rebelde Felipe Guerra Matos se confesó desconocedor del deporte cuando el 14 de enero de 1959 asumió las riendas de la dirección general del tema, en el pujante gobierno revolucionario de los barbudos del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

Hoy se cumplen 60 años de aquella designación, de ahí que JIT aborde al eterno soldado, también ejemplar en las filas del deporte. 

¿Cómo conoce del nombramiento de jefe de la Dirección General del Deporte?

Me querían mandar a atender prisiones, porque decían que yo era un tipo recio, de carácter, pero un día Juan Nuiry y Omar Fernández me preguntaron si me gustaba el deporte y les dije que sí. Entonces hablaron con Celia Sánchez Manduley y ella con Fidel.

El Comandante me envió a ver al entonces presidente Manuel Urrutia con un papel que decía sobre el nombramiento. Eso fue el 13 de enero y el 14 salió la noticia en el programa de Pardo Llada, un periodista que después traicionó a la Revolución.

¿Asume en la Ciudad Deportiva el 14 de enero de 1959?

Entré para organizar, como me encomendó Fidel, todo lo vinculado al deporte. La idea era como él mismo la confirmó pocos días después: «Venimos decididos a impulsar el deporte a toda costa, llevarlo tan lejos como sea posible...»

Eso, que lo cumplió, lo dijo en una reunión con atletas y dirigentes de la Unión Atlética Amateur, de clubes privados y periodistas en el propio Coliseo de la Ciudad Deportiva.

¿Cuáles fueron los pasos iniciales?

Bueno lo inmediato fue reunirme con la prensa. Yo entré a la Ciudad Deportiva un lunes 14 de enero y enseguida hablé con los periodistas. Coincidentemente fue un lunes, como este del 2019 en que se cumplen 60 años de haber pisado la Ciudad Deportiva por primera vez.

Recuerdo que un periodista me preguntó: «¿Qué sabe usted de deportes?» Y le respondí: «Nada, pero de guerra no sabíamos nada y la ganamos».

Después vino todo lo organizativo, una vez creada por la Ley 683 la Dirección General de Deportes (DGD).

Lo primero fue desarrollar un amplio plan de construcciones deportivas en todo el país, aparejado a las primeras competencias, con verdadero carácter popular.

Para eso Fidel nos encomendó crear campos y entregar equipamiento deportivo.

¿Cuándo entra Fidel por vez primera a la Ciudad Deportiva?

El 19 de enero de 1959. Yo lo estaba esperando. Llegó con el ministro de Gobernación Luis Orlando Rodríguez.

Diez días después, el 29, volvió junto a Celia, Armando Hart y Antonio Núñez Jiménez, entre otros. Llego pasadas las siete de la noche para hablarle, como te dije hace un momento, a atletas, periodistas y dirigentes de la Unión Atlética Amateur y de clubes privados.

Esa noche hice el discurso más corto e mi vida. Dije: «Bueno, compañeros, buenas noches, escuchen a Fidel». Por supuesto que él se extendió hasta la madrugada.

¿Cómo chequeaba Fidel, para entonces Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, lo relacionado con el deporte?

Fidel era un gran entusiasta del deporte. No había semana, salvo que estuviera fuera de Cuba o en sus recorridos por provincias, que no jugará pelota en la noche o de madrugada en el hoy estadio Latinoamericano, o básquet en la cancha de la Ciudad Deportiva. Es obvio que ahí veíamos muchas cosas.

Si revisas la prensa de la época, en casi todos los discursos hablaba del deporte. O sea, que su chequeo, las indicaciones y demás eran casi a diario.

Fíjate que el 1 de abril de 1959 Fidel dijo: «Cuando cada muchacho encuentre en la ciudad, en el pueblo, en el barrio, un lugar apropiado para desarrollar sus condiciones físicas y dedicarse por entero a la práctica del deporte de su preferencia, habremos visto satisfecho el deseo de todos los que hemos hecho esta Revolución…». Eso lo vemos hoy.

¿Cómo eran esos juegos en las noches y las madrugadas?

Bien divertidos y algunas veces largos, pues mientras estaba perdiendo había que jugar. Era la forma de recrearse y hacer un poco de ejercicios. Fidel estaba acostumbrado a hacer ejercicios.

Es conocido que practicó atletismo y en el colegio de Belén integró el equipo de baloncesto, le gustaba la caza submarina y también la de aves.

De esa última tengo una anécdota. Nos fuimos a cazar patos a una laguna cercana y Pedro Miret, quien tenía una gran puntería, le ganaba por una pieza. Fidel se las contó personalmente en presencia de todos y le dijo: «Perdiste, porque vinimos a cazar patos y hay dos yaguasas».

¿Cómo calificaría a Fidel para con el deporte en pocas palabras?

Fidel es el deporte. Está en los jóvenes, en los entrenadores, en cada conquista atlética. Su obra está en cada atleta cubano o de naciones que han contado con la ayuda desinteresada de Cuba.