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La Habana
Año 66 de la Revolución
EMPERATRIZ WILSON TRABA
«Única en Cuba y el mundo»

Guarda premios de 30 de las 46 carreras de maratón que completó en su vida. En 36 ocasiones hizo el agotador recorrido en menos de tres horas, y en 16 bajó de las 2 horas y 50 minutos.


Por: Eyleen Ríos López
(eyleen.rios@inder.gob.cu)
lunes, 5 de noviembre de 2018 10:03 AM



Foto: Roberto Morejón

La Habana.- CUENTA que desde niña hacía cada encomienda corriendo. No podía caminar tranquila… para ella correr era algo innato. Quizás por eso ahora, luego de tanto tiempo, disfruta y seguirá disfrutando la maratón.

Cubrir 42 kilómetros y 195 metros resulta desde cualquier punto de vista un esfuerzo extraordinario, aunque para Emperatriz Wilson Traba —según confiesa— esa apreciación está lejos de la realidad. La todavía recordista nacional de la distancia (2:36.35 horas) asegura que devoraba cada centímetro con la mente puesta en la llegada y por eso quizás lo sentía menos.

Nacida en Guantánamo hace 52 años y trasladada a los nueve hacia el reparto capitalino de Alamar, Emperatriz hizo honor a su nombre en las calles cubanas y de varias ciudades del mundo.

Guarda premios de 30 de las 46 carreras de maratón que completó en su vida. En 36 ocasiones hizo el agotador recorrido en menos de tres horas, y en 16 bajó de las 2 horas y 50 minutos. Su plusmarca de la Isla va acompañada de un curioso recuerdo y su única añoranza tiene que ver con la no asistencia a unos Juegos Olímpicos.

Bailadora por excelencia y enamorada del emblemático Marabana en que creció como atleta; segura de que la voluntad es la mejor cualidad para un corredor de largo aliento, Emperatriz es sobre todo una cubana que elegiría una y otra vez el atletismo.

Hasta el combinado Fe del Valle, en La Habana del Este, donde se formó como deportista y disfruta ser entrenadora desde hace 16 años, llegó JIT para conocer un poco más de su historia.

¿A quién debes tu llegada al atletismo?

Al profesor Miguel Álvarez, quien me inculcó que podía ser una buena corredora. Nunca podré dejarlo fuera cuando hable de mis inicios. Y también, la verdad, a mis deseos de imitar a Aurelia “Yeya” Pentón. Esa señora fue mi ídolo. La veía correr y le decía a mi madre: «yo quiero ser como ella».

Al inicio fueron carreras cortas de 400, 800 metros… ¿Cuándo haces la primera larga?

Logré los 15 kilómetros y me llamaron al equipo nacional para entrenar con Nelson García. Fui desplazando a Nery MacKeen, Eloína Echevarría y el resto de las establecidas en aquellos momentos.

En 1986, antes de los Panamericanos de Indianápolis, intenté los 30 kilómetros y fallé. La primera carrera que conseguí fue el 25 de enero de 1987, día de mi cumpleaños, desde el hotel Tritón al Capitolio, un total de 21 kilómetros, e hice récord nacional.

¿Qué se necesita para ser maratonista?

Voluntad, mucha voluntad. Sin eso no logras nada. Siempre trabajaba con los hombres, me exigían más y tenía que esforzarme. Les agradezco todo lo logrado. Alberto Cuba, Radamés González, Andrés Chávez… con ese “piquete” entrenaba.

¿Competías mucho en una misma temporada?

En un año llegué a correr hasta cuatro veces la maratón. El descanso debe ser de tres meses cuando menos, para recuperarte totalmente, pero a mí me sucedía distinto… Corría mucho, aunque en los entrenamientos nunca pasé de 35 kilómetros.

En Caracas, en 1992, marcaste el todavía récord nacional. ¿Cómo lo recuerdas?

Me acuerdo de un perro dóberman que me hizo correr más… (risas)

Ese día se me “pegó” un muchacho y le dije: «no me des conversación que tu compañera no me va a ganar…». Pasamos por un punto en que estaba su esposa con el perro, de los carmelitas que son los más malos, y vi que se desprendió a correr y pensé que iba para arriba de mi… ¡Hice el récord nacional!

Un rato después, cuando el muchacho pasó la meta, vino a saludarme y decirme que el perro no iba hacia mí, sino que a saludarlo a él. Pero que va… en ese momento no lo pensé así.

A propósito… ¿Se habla durante la carrera?

Siempre se conversa un poco… muy poco para no cansarse. Ayuda a relajarse, motivarse, incluso a tener un buen resultado porque escuchas a quienes te gritan desde afuera y sabes si vas bien, adelantada, o si tienes que apurar el paso. Aprendes a guiarte.

¿Entonces es solitaria o no la carrera de maratón?

Muy solitaria, eres tu propia rival, incluso en muchos tramos tienes que andar sola y te preguntas: «¿Qué hago ahora?». A eso tienes que sobreponerte y seguir para adelante. Mente positiva es siempre la solución.

¿Cuál es el peor tramo?

Lo peor está en el kilómetro 40-41, hay que planificarse para llegar bien a ese momento. Si pasas el 35 mal no lograrás cubrir los últimos siete kilómetros. Tiendes a pararte, a pensar en que no podrás…

¿Te pasó alguna vez?

No. Nunca me paré, no me pasó nada de eso, ni me dieron grandes fatigas. Tampoco me lesioné mucho. Soy muy fuerte. Creo que por eso me apodaron como La Morena de Hierro.

¿Qué sentías cuando corrías?

La vida misma. Era lo mejor del mundo. Siempre preferí competir que entrenar. Prepararse para una maratón es difícil, pero hacer la carrera completa es lo máximo. Cuando pasas la meta sientes una alegría inmensa.

¿Y el día antes?

Todo atleta siente nerviosismo, quien diga que no es mentira. Tienes muchas expectativas, estas tenso por lo que quieres, por lo que te has propuesto, piensas en los rivales… Yo sobre todo me repetía que debía correr bien, escuchar a mi entrenador y seguir el plan trazado.

Corriste en Nueva York, Berlín, Ciudad de México y otras de las grandes maratones del mundo… ¿Qué te faltó?

Me faltaron los Juegos Olímpicos. Había clasificado para los de Barcelona 1992, pero el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz me llamó un día para decirme que era la persona indicada para asistir a Nueva York.

Le respondí que «no se preocupe, voy a donde más falta haga». Solo por eso no cumplí el gran anhelo de todo atleta.

¿Algún recuerdo especial de esas grandes carreras?

En Berlín 1993 hubo una multitud de personas increíble, cuando iba por el kilómetro 21 todavía salían personas por la meta. Nunca pensé ver algo así.

¿Qué significa Marabana para ti?

Lo máximo, con ese evento me inicié y ahora trabajo como árbitro. Sueño con que un día surja en ese evento una mujer que rompa mi récord nacional.

¿Cómo es Emperatriz más allá de los kilómetros?

Original, no cambió con nadie ni por nadie, soy la misma de siempre. La única en Cuba y el mundo… en el deporte y para el deporte.

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