La Habana.- CUANDO se habla de la formación de profesores de educación física, la mayoría pensamos en la Universidad de las Ciencias de la Cultura Física y el Deporte, o como más comúnmente se le reconoce: “el Fajardo”.

Y existe razón en ese sentido, pues de allí egresan los licenciados encargados de extender la práctica del deporte a cada rincón de la Isla, y de trabajar en pos de una mejor salud, lo que incluye prácticas como la rehabilitación médica.

Sin embargo, ese no es el único sitio en que se prepara el personal para cumplir tales tareas. Hay un camino más expedito, más rápido para vincularse al ramo y que muchas veces representa el primer paso hacia la universidad.

Las escuelas provinciales de educación física (Epef) suelen estar un tanto olvidadas. Sin querer, no se dedica mucho tiempo a conocer lo que sucede en centros que ya celebran su curso 45.

Una de esas se ubica en Mulgoba, un reparto alejado del centro de la capital, pintoresco por su aire campestre y a la vez colmado de edificios multifamiliares.

Allí se forma el futuro diariamente y se enseña a amar la profesión de maestro desde —quizás— la más gustada de las asignaturas, aunque al mismo tiempo la menos tenida en cuenta en algunos escenarios.

La Epef habanera tiene su sede principal en ese enclave del suroeste de la provincia, y desde allí se ejerce la rectoría de las filiales existentes en los restantes 14 municipios, una modalidad que tomó fuerza en los últimos años para suplir las necesidades específicas de cada territorio.

Pero esta vez, la Epef de Boyeros atrajo nuestra atención. Allí llegó JIT una mañana para apreciar el proceso docente, guiado por las subdirectoras Libieska Argilagos y Teresa Lage.

Con una matrícula de 1 829 estudiantes —en toda la capital— comenzó el curso de una especialidad a la que se accede con noveno grado y tras superar pruebas de aptitud física.

Diferencian a esta enseñanza de las otras la presencia mayoritaria de varones, lo cual no extraña tratándose de deportes, y una total vinculación a la práctica desde el segundo año de estudios.

La inclinación por el magisterio, la conciencia de que se les formará para ejercer como profesores y no como deportistas es el principal reto de los docentes, según comentan ambas directivas.

«Casi siempre llegan con una idea equivocada de lo que van a estudiar aquí, y en sus primeras entrevistas se dan cuenta de que aprenderán a dar clases», acepta decir Teresa, responsable de la subdirección docente.

«Tenemos que motivarlos mucho, hacer que les guste aquello para lo que se están preparando; enseñarles cómo pueden insertarse en diferentes ramas de la sociedad», abunda acerca del que sin dudas representa el principal “dolor de cabeza” con que deben lidiar.

«El objetivo no es solo que se gradúen, sino lograr que vayan a las escuelas a trabajar, porque además tienen la posibilidad de acceder directo a la licenciatura en ciencias de la cultura física y el deporte, mediante una selección que depende del escalafón de notas», interviene Libieska, encargada del ejercicio de la profesión.

La cantidad de plazas laborales depende de las necesidades de cada municipio, pero lamentablemente no todos los alumnos al terminar se vinculan a su servicio social, sin importarles incluso la invalidación del título.

Esto último no es solución ni “consuelo” luego de invertir recursos y tiempo en una formación de tres cursos que les habilita para desempeñarse en las cuatro esferas de trabajo: deporte, educación física, recreación y cultura física terapéutica.

SOBRE EL PLAN DE ESTUDIO

Tan abarcador como puede concebirse para apenas tres años de clases resulta el plan diseñado para las Epef, cuyo fin es dotar de conocimientos básicos a los jóvenes que más tarde accederán a los puestos de trabajo.

Además de las materias básicas como matemática, español, historia, química…, a las que se enfrenta todo estudiante de preuniversitario, quienes transitan por estos centros reciben sicología, metodología del entrenamiento, pedagogía y, claro está, lo referido a los deportes incluidos en el programa de las escuelas.

Atletismo, baloncesto, béisbol, ajedrez, balonmano y gimnasia masiva son algunos de los tópicos que ocupan la mayor cantidad de horas clases: 2 900 de las 3 480 planificadas.

NOVEDADES EN EL CURSO 2018-2019

Como todo proceso docente, el de las Epef siempre ha sido dinámico. Una novedad específica comenzó a implementarse para este aniversario 45, a decir el llamado cuaderno de trabajo.

Esa herramienta la recibieron los llegados a la institución por primera vez en este septiembre, y les acompañará durante toda la etapa lectiva, guiándolos a través de retos a vencer.

«Tienen tareas a superar en cada año para así ir cumpliendo lo pautado en el plan de estudios. A medida que el estudiante avanza va adquiriendo las habilidades que necesita para resolver esas demandas», explica Libieska, quien además imparte las gimnasias básica y rítmica.

«En el tercer año tienen que presentar ese cuaderno como parte de su graduación. Se trata de una herramienta de formación, de preparación, pero también funciona como ejercicio de culminación de estudios», complementa Teresa antes de explicar que el trabajo final del egresado consiste en la evaluación de una clase.

Muchas otras aristas pudieran describir el proceso de formación en esta Epef capitalina, algunas positivas y otras no tanto, de ahí que sean susceptibles de perfeccionar.

Pero lo esencial es que su funcionamiento sigue siendo un empeño colectivo por contribuir a la educación física de la sociedad y al desarrollo del deporte cubano.